miércoles, 31 de julio de 2024


 

LA CUENTA ATRÁS

Ayer no salí. Me senté en el sofá, cerveza y peli, con los balcones abiertos y el pañuelo a remojo en un barreño, a disfrutar de la dulce paz que suele instalarse ya en las calles en la tarde del treinta de julio.
Esta mañana me han despertado los pájaros en lugar de los gaiteros. El pañuelo estaba seco y lo he recogido con una extraña sensación entre el alivio y la nostalgia. Hace una semana, más o menos a la misma hora, lo metía en la mochila de batalla tras vestirme de blanco para ir a trabajar, ya apalabrada la cita con mis amigos para después del curro, y me echaba al mundo con unas ganas enormes de que volviera a suceder.

He acometido mis tareas cotidianas de aseo, mascota y desayuno sin música ni radio, rindiendo un homenaje quizás a tantos días de bullicio que han dejado a mi calle huérfana de sonidos y he aprovechado ese silencio para elaborar un pequeño inventario mental de las tareas pendientes y aparcadas durante la semana, sin poder por ello desprenderme de esa sensación como de nieve pisoteada, de zona cero, de botón de reset que detiene la vida al ser pulsado y deja un tiempo muerto, un espacio vacío, una especie de nada necesaria entre lo sucedido y lo que queda por llegar.

Son las doce y es miércoles.
Acaba de comenzar la cuenta atrás.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 30 de julio de 2024


 
SANTANA ITINERANTE
(soluciones contra el ruido)

A ver… que sé que para este año llego tarde pero yo lanzo la idea por si cuela para el 25. Y es que ya estamos con lo de siempre que llegan estas fechas, o sea lo del ruido. Que nadie se acuerda de la mesa del ruido hasta que llegan fiestas. Y claro, la peña se olvida de que ha tenido 18 y de que, en algunos casos, los bares o las peñas ya estaban allí cuando compró la casa. Y en llegando a cierta edad (de nuevo ese concepto) a uno lo que le apetece por las noches es dormir como un rorró y no pegarse en vela los cuartos y las medias aguantando la matraca de turno. Porque, en pasando los cuarenta, toda la música que no sea de “tus tiempos” es calificada como ruido.

Pero a lo que voy. Que se me ha ocurrido una idea genial, Veroverico. Y como tú eres tan moderna y tan abierta de mente (salvo lo de los toros, que no me cabe en la cabeza), pues te la voy a proponer.
Es un proyecto innovador y democrático al que yo he bautizado como “Santana Itinerante”, y consiste en hacer llegar los inconvenientes de la fiesta a todos los rincones del lugar. O sea en plan el Txupi (sin el Manolo, please) y el Pobre de Mí en la Plaza Nueva, como siempre. Y los conciertos de las peñas y todo pues también. Y las atracciones en donde se pongan. Quiero decir que el programa en sí no se modifica, pero se añade una interesante novedad que, como verás, va a suponer un coste mínimo.
La cosa (la chose, the thing, para los extranjeros, que cada vez son más) consistiría en montar sobre una plataforma móvil una cabina de Dj con mucha lucecica led e instalar en ella a un buen profesional que fuera recorriendo las calles durante todo el periodo festivo. Pero no en plan paseo, como el Papá Noel, no. Que se fuera parando por los rincones y jodiera a todos los vecinos que no viven en zonas afectadas por el jolgorio santanero. Que a lo mejor tres dj y tres chóferes (a turnos de 8 horas, que es lo legal) durante siete días es un despilfarro, pero nos podemos ahorrar los pinchadiscos si simplificamos el proyecto con un vehículo normal (un Seat Panda de desguace mismamente, que lleno de esas bandericas que le gustan tanto a nuestro alcalde quedaría muy molón) con unos altavoces adosados que fuera emitiendo a toda hostia de volumen una grabación que alternase la música electrónica, la bronca callejera, la arcada de borracho, la aurora campanillera, el reclamo del tombolero, el concierto punki, el alboroto del cierre de un bar, el “aaaguaaaa, aaaaguaaaa”, el toro de fuego, la charanga, el zumbido de la barredora, la ranchera que brota en el momento de exaltación de la amistad, el soniquete de los gaiteros, la jota bravía, la sirena del barco vikingo, el cuarto de los bajos del edificio, el encierro infantil, la pitada contra el equipo de gobierno en la calle Carnicerías, el bombo solitario, la llantina del crío al que no lo montan por segunda vez en el Scalextric, los fuegos, la verbena, la regañina del vecino que se tiene que levantar a las seis para currar… y en fin, todo lo que se nos pueda ocurrir de aquí al próximo 24 de julio metido en un pendrive y atronando a todo decibelio las zonas elegidas durante al menos un par de horas cada una y sin derecho al descanso. O sea que te puede tocar a las diez de la mañana o a las cinco de la madrugada. Y no vale llamar a los munipas que eso es trampa.

Sencillo y económico ¿que no?

Pues hala, y aún encima no os voy a cobrar un chavo por la idea.

#SafeCreative Mina Cb


 

BREVE TESIS ACERCA DE LA FAJA

Colgaba el otro día Jesús Manrique en Facebook una foto con el siguiente título: “Lo de la colocación de la faja merece un estudio sociológico”. En la misma aparecía una moza que se había colocado el accesorio sobre una camiseta que caía suelta por fuera del pantalón y tanto la imagen como la frase abrieron un pequeño debate con respecto al accesorio. De hecho, considero bastante probable que Félix se me adelante puesto que hoy es domingo y este texto no saldrá hasta el lunes (este año no me da la vida, normalmente repesco, pero al paso que llevo me van a sobrar para el que viene).

Al lío, que me despisto. El caso es que lo del kit fiestero tiene muchas interpretaciones. Quiero decir que la equipación completa (boina, pañuelo, camisa y falda o pantalón blanco, faja, alpargatas blancas con cintas rojas) como Santana manda, no la lleva casi nadie porque, alguien tenía que decirlo, es incómoda de narices para salir de juerga. Dejando a un lado lo del color de las prendas principales, que se le debió de ocurrir a un fabricante de lejía, es hora de reconocer que este uniforme es una lata: la boina se cae, da calor y destiñe, las alpargatas se te encharcan en la primera peña y luego pesan un quintal y en cuanto a la faja, digamos que es de una tal versatilidad que igual puede acabar de corbata que de diadema. O de auriculares, si eres lo bastante mañoso como para apañarla bien (imborrable recuerdo de Fernando, el que fue mi marido y un friki de la radio, en plan José María García en el patio del Tazón hace mil años). O de sujetador. Incluso, y dada su longitud, hasta en un momento dado puede servir para improvisar una olimpiada de salto a la comba con el consiguiente riesgo etílico. O se puede convertir, con un buen número de vueltas, en una pulsera de pedida para esa chica a la que acabas de conocer en la Revolvedera. O en un látigo de muchas puntas con que azotar a la cansina que empieza a llorar en cuanto se le sube el kalimotxo a la cabeza. Y no hablemos ya de las formas de lucirla que, sin faltar a la tradicional ubicación, se van personalizando según los gustos y el estilo de cada cual: bajo el vientre para la barriga cervecera, ceñida a la cintura para el talle de avispa, apoyada sobre la cadera para el pantalón de tiro bajo, en modo corsé para la pechugona, oculta por la camiseta para la chiquilla que se ve gordita… Y después, y en cuanto al método de fijación, que hasta indica el lado y el modo en que ha de dejarse la parte colgandera (quién ideó esa forma de ajuste, dios bendito), la verdad es que la mayoría de la gente hace trampas y en vez del tradicional doblez oculto que permite que la tira caiga lisa, se tira de imperdibles que luego no hay forma de soltar cuando necesitas ir al baño o, con mayor frecuencia y por resultar la mar de práctico, del socorrido nudo. Y ya, y apelando a los más utilitario, hay quien la introduce por entre las trabillas de la falda o el pantalón y luego le hace un doble nudo que también se las ve canutas para soltar en caso de ir al baño, que es cuando la mayoría de la gente se la pone en la cabeza.

Lo dicho: que el atuendo festivo es muy resutón pero en absoluto funcional. Y que lo único que aguantamos todo el tiempo es el pañuelo.

Y sólo porque salir a la calle sin él es como andar desnudo.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 28 de julio de 2024


 

LA NUEVA RESACA

Seamos valientes y reconozcamos que no solo fue el covid lo que modificó los hábitos y acabó con la noche para inventarse el tardeo, sino que desde mucho antes del coronavirus, o sea en cuanto fuimos cumpliendo “cierta edad” (¿qué edad es “cierta”? ¿en qué momento de ese “irla cumpliendo” comienza y finaliza el proceso?) empezamos a utilizar esa frase de:

“A mí en fiestas lo que me apetece ya es salir de día”.

Que la gente joven piensa que eso es de aburridos, pero nada más lejos de la realidad, porque los vermús, no sólo de las fiestas sino de cualquier día del año, los carga el diablo.

Y lo sabemos.

Porque tú sales del curro (no poca gente curra en fiestas) y te dices eso de voyapasarporcarniceríasaverquéhay y para cuando quieres darte cuenta llevas una pamela, unas gafas enormes, un abanico naranja, media docena de pulseras y un bocata de lomo colgando de la boca, que con las manos tienes que sujetar la caña y la pistola de agua.

Y es que el vermú es la excusa inocente del yayo, el salgo pero sólo un rato y luego a las dos y media estoy en casa comiendo con la family. Pero no. Te encuentras con alguien mientras te estás tomando la primera y ya te lían. Porque claro, si a ti te invitan luego tienes que invitar. Y como aparece un tercero, y después un cuarto, pues no te puedes ir, que queda feo lo de escaquearse de pagar la ronda si aún no lo habías hecho. Y que a dos pavos la caña tampoco es plan de irte cuando va a pagar el séptimo de las siete que has pagado tú. Por eso lo del bocadillo. Que te lo has pedido antes, cuando aún te quedaba algo de cordura para decidir que o metías algo al estómago o ibas a la UCI. Y que desde luego es mejor que tu familia (cuando te quedes solo verás el chorreo de whatsapps y de llamadas que no has oído por el follón que hay en los bares) se huela lo que está pasando y se conforme con montarte la bronca cuando llegues a casa a que los llamen del hospital pare decirles que estás en coma etílico. Y es que el peligro del mañaneo es que no cierran los bares a las once. O sí. Pero no es lo mismo salir a las siete de la tarde que a la una del mediodía. Que hay más margen si es que aguantas hasta el cierre, que la mayoría de las veces es que no. Es por ello que yo, desde que dejé de salir de noche en fiestas, las resacas no las tengo al día siguiente.

Las tengo el mismo día al despertarme de la siesta.

Bueno, y al siguiente también. Por lo de la “cierta edad”.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 27 de julio de 2024


 

EL TRACTOR AMARILLO
(los O’Sullivan)

Perdona ¿El Tractor amarillo has dicho? Ahora te lo miro, sí.

Oye, Rodero, que a ver si puedes pinchar el Tractor amarillo. Es un antojo de los guiris esos. Sí, sí, esa familia que ella tiene aspecto de valquiria y él de Cantinflas pintao de Baltasar para la cabalgata. Han pedido champán y kalimotxo. Para ellos y para los chavales. Que digo yo que serán los hijos. Por la pinta. Y el Tractor amarillo, pero delicada: “A los O’Sullivan, por 25 más”, recalcan. Sí, ya les he dicho que no es habitual, pero es que si te repito la historia te vas a morir. Que los padres se conocieron aquí un día del chupinazo, me han contado. Y que no se han separado desde entonces. Y que hoy hace precisamente 25 años. 25 ¿lo pillas? Lo mismo que nosotros. Y que han venido de propio a celebrarlo. Desde Wisconsin, imagínate. Y que les ha costado un horror dar con la peña porque ya no está donde antes.

Paaaa, pa, pa, pa, paaaaa, paaaa, pa, pa, pa, paaaaa…
Paaaa, pa, pa, pa, paaaaa, paaaa, pa, pa, pa, paaaaa…

Me miraste con ojos de gaceeelaaaa…

#SafeCreative Mina Cb
Texto presentado al concurso de microrrelatos
Javier Martínez Llort 2024

viernes, 26 de julio de 2024


 

ALBAHACA

Andábamos callejeando entre gaitas y tambores el jueves del pasacalles que abre las fiestas del casco antiguo, todos con nuestro pañuelo y nuestro ramo de albahaca recogido del altar que cada año ponemos en honor a Julián, cuando el mozo me abordó en la barra de la taberna del Gaitero.

“Oye: ¿y eso de la albahaca?”

Y me encontré explicando a un forastero algo que él no acababa de entender. Quiero decir que fuera precisamente esa hierba. Y que todos la llevásemos. Y que se nos viera tan identificados con la planta.
Le conté que la albahaca es como el río o el cierzo o las cigüeñas. O sea que va ligada a nuestra esencia. Y que es el elemento imprescindible en el paisaje de la fiesta, cuando el 26 de julio los tudelanos llenan las calles de lo viejo con su aroma mezclado con el de la cera de los cirios. El porqué no fui capaz de aclarárselo. Solo le dije que venimos de una infancia que ha presenciado la ceremonia del planchado del traje y la preparación de la vela, el papel y la albahaca. Y que es un olor que habita en lo más profundo de nuestro cerebro y de nuestro corazón. Un perfume de aquí, que jamás olvidamos y que, si lo aspiramos lejos, nos trae de inmediato a la memoria la tierra que nos vio nacer.

Fue eso más o menos lo que le expliqué al chaval, que me seguía mirando con un cierto estupor, como sin acabar de comprenderlo, y la charla duró lo que Aitor tardó en servirme y cobrarme la ronda, tras lo cual el chico me dio las gracias y yo le sonreí, encogiéndome de hombros y musitando un “de nada” que ocultaba un “lo siento, para entenderlo tienes que ser de aquí”.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 25 de julio de 2024


 

SIETE DÍAS

A las doce, dios mediante,
con puntualidad británica,
se prenderá la mesiánica
mecha al primer detonante

que el cielo azul y radiante
surcará, y esa mecánica
anunciará una titánica
maratón contra el aguante.

Siete días con sus noches
de bailes y francachela,
de carcajadas, derroches,
empalmadas, duermevela
y hasta algún que otro fantoche.

Son las fiestas de Tudela

#SafeCreative Mina Cb
Colaboración para el Extra de Fiestas de
la revista "Plaza Nueva"


 

EQUIPAMIENTO

No te olvides de nada. Coge el pañuelo, si no eres de los de ponértelo antes de las doce, y guárdalo para la hora señalada en un lugar en el que no se arrugue ni se manche. Ponte un pantalón con buenos bolsillos y si no busca un bolso que aguante bien el movimiento. Y no metas muchas cosas dentro, no vaya a ser que con la pirueta de un baile salga hacia arriba y dejes tuerto a alguno, que a mí estuvo a punto de pasarme el otro día y sin ser aún fiestas. Coge el móvil si eres de hacer fotos. O de perderte. Aunque de poco te va a servir llamar a nadie con esta escandalera. Y si te pierdes pues mira, seguro que te puedes agregar a cualquier cuadrilla o a algún otro perdido. Y a ver… el móvil, pues igual si lo dejas en casa tampoco pasa nada. Que esos aparatos los carga el diablo y lo mismo te llaman para una urgencia del trabajo. Coge también el vaso reutilizable, que si lo devuelves te devuelven el dinero pero siempre lo acabas dejando por ahí. Y cincuenta céntimos más cincuenta céntimos más cincuenta céntimos acaban siendo muchos. Ah, y las llaves: coge también las llaves que cuando ya no te aguanta el cuerpo es importante lo de agarrar la cama lo más pronto posible.
Coge también la mejor sonrisa que te salga delante del espejo. Coge las ganas de encontrarte gente a la que hace un siglo que no ves. Coge las ganas de hartarte de bailar y de repartir abrazos. También las ganas de reírte, las de no sacar las cosas de quicio, las de no convertir el alcohol en un detonante para la disputa. Coge las ganas de sembrar buen rollo allá por donde vayas. De que se te salga por los ojos el corazón cuando sonríes. Y que te importen un pimiento Pedro Sánchez, los de Vox y los suspensos de los hijos. Coge también dinero del de toda la vida, de ese que utilizas para poner el bote y compartir así la fiesta con todos tus amigos. Coge, si te apetece, gafas de sol y algo de abrigo por si se te hace tarde, que aunque ahora pienses que no te va a pasar la fiesta es lo que tiene. Y coge sobre todo esa colección de recuerdos de la infancia, cuando te morías de nervios porque tocaba feria. Coge el momento en que tu madre te llevaba de la mano a la Revoltosa, el de tu padre vestido de domingo con el cirio y la albahaca, aunque nunca fuera a misa. Coge a todas las novias o novios que al final te dieron calabazas tras besarte en Ribotas mientras toda la cuadrilla veía los fuegos.
Coge toda esa ilusión y apriétala con fuerza el nudo del pañuelo. Y no dejes que nadie te la quite. Y guárdala hasta el día treinta, cuando al llegar la medianoche, el pobre de mí ponga fin a este sueño que tenemos la fortuna de volver a vivir todos los años.

SED (MUY) FELICES.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 23 de julio de 2024


 

VÍSPERA

Ya mueven repartidores
por las calles más vividas
sus torretas de bebidas.
Ya han puesto en los exteriores
de los bares mostradores.

Ya se prepara el pañuelo
mientras espera en el suelo
el sarmiento ir a la brasa
mientras el día se pasa…

¡Ganas de mirar al cielo!

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Eduardo Urgel Langarita

lunes, 22 de julio de 2024


 

PARA DISFRUTARLAS

Id calentando motores,
que ya se acercan las fechas,
los amigos de contar
todo lo que hacéis en fiestas:

Los que cuelgan en las redes
las brasas del veinticuatro
y luego hacen un directo
mientras suena el chupinazo.

Los que acuden a la ofrenda
nada más que por hacer
las fotos a la familia
y subirlas a internet.

Los que aborrecen los fuegos
pero van, que es lo que toca
y se graban a sí mismos
haciendo el “¡Ooooh!” con la boca.

Los que le tiran mil fotos
a la cuadrilla en la cena
y sacan en Instagram
incluso a la camarera.

Los que encienden mal el cirio
o se les prende la albahaca
por ir venga transmitir
la procesión de Santa Ana.

Los que se van al disyey
o a las peñas a un concierto
a cascarla con el móvil
sin mover el esqueleto.

Los que en el Pobre de mí
en lugar de ir agacháos
van tós tiesos con el palo
del selfi bien agarráo.

A los que graban las ferias,
a los que graban los toros,
a los que pasan el día
poniendo fotos por todo

e incluso a los que se van
pa Salou el veintisiete
y siguen poniendo fotos
de la playa (o del cohete).

A ver, que sois mucho cansos:
que las fiestas de Santa Ana
no son pa retransmitirlas.
¡Que son para disfrutarlas!

#SafeCreative Mina Cb