jueves, 16 de diciembre de 2021


 

VERÓNICA

Llevo, como casi todo el mundo, un par de días dándole vueltas a lo tuyo. No vi el Master Chef, ni lo voy a hacer ahora, de modo que no entraré en el debate de buscar culpables para lo que te ha pasado. Más que nada porque me imagino que los hay y no los hay. Y que tú lo sabías, y obraste, seguramente, con la absoluta libertad que debería tener quien decide poner fin a su existencia.
He leído mucho acerca de lo tuyo. Frases y párrafos. Opiniones de gentes que piensan que la culpa fue de los otros. Por no hacerte caso. Cuando en realidad, y perdona que te lo diga, creo que fue tuya. Por ser frágil. Porque uno nace frágil porque sí. Y no hay ningún motivo que nos haga más vulnerables que a los demás. Uno nace frágil y a lo mejor las circunstancias le acentúan esa fragilidad, pero la condición viene de serie. Y luego ¿sabes? este mundo no es para la gente frágil. Porque si te quejas mucho los demás no quieren saber nada de ti. Porque ya lo dice Mister Wonderful, que hay que ser happy happy verihappy. Y que si no sabes cómo serlo pues te jodes y ya está. Porque los amigos te apoyan pero también tienen un límite. Y luego que cada cual lleva a cuestas lo suyo. Y que la gravedad de una dolencia emocional no es como un brazo en cabestrillo, que cuando vas al súper la cajera te mete las cosas en la bolsa y te ayuda con la cartera y las monedas. Y además, que lo del umbral del sufrimiento es muy relativo, y que lo que para unos es el Everest en pleno invierno para otros es un puñado de arena de la playa.

Pero ¿sabes? yo creo que lo peor de todo es la soledad. De hecho, cada vez tengo más claro que lo que puede hacer que alguien tire de la cadena para siempre es la soledad. Porque llega un momento en que la vida consiste en ir perdiendo gente. En más cosas, desde luego, pero ir perdiendo gente es una de ellas. Y que el paso de los años hace que nos vayamos echando carga a la espalda. Y que cuando no tienes a nadie que te lleve la mochila un rato todo es mucho peor. Es por eso por lo que me da la impresión de que muchos ancianos no quieren vivir. Porque ya no les queda casi nadie y la vida, vale , es maravillosa, pero si no puedes compartirla es una mierda. Y estoy hablando de lo bueno ¿eh? Que de lo malo ya sabías tú bastante. La vida es tan maravillosa que no se nos ocurre que alguien renuncie a ella voluntariamente. Y más cuando hay enfermos debatiéndose con la muerte que querrían seguir viviendo. Pero el destino es bastante hijoputa en eso de repartir las cartas. Y cada uno ve su sufrimiento. Por eso llama tanto la atención que eso le pase a alguien joven como tú. Y famosa. Y valorada por el público. Con esa cara y esa risa y ese pelo. Una actriz que salía por la tele y a la que veían miles de personas. Tiene narices. Miles de personas y te hallaron muerta sola. Y es que creo que es también un poco lo que les pasa a muchos personajes, que se les valora sólo por su faceta pública y al final se pueden acabar sintiendo un poco como monos de feria. Por eso un día deciden cerrar el chiringuito y se acabó. Y cuando son como tú, Verónica, la prensa se hace eco y el suicidio y la enfermedad mental salen del armario. Y todo el mundo dice que se podía haber hecho algo, pero me da que no. Que si alguien no quiere vivir no se puede hacer nada.

O al menos eso pienso yo.

#SafeCreative Mina Cb

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