martes, 14 de diciembre de 2021


 

EL INVIERNO NO MOLA

Creo que voy a dejar de celebrar mi cumpleaños en diciembre.

Sí, porque los últimos dos años ha sido una mierda. Que vale que una no es de grandes alharacas en plan homenaje sorpresa de los colegas (yo ahí lo dejo…) pero con esto del Covid y la europeización la cosa se está poniendo megachunga. Y es que a la ausencia de churri que te despierte susurrándote libidinosamente al oído el cumpleaños feliz y de madre y padre que vengan a tirarte de las orejas y a pellizcarte los mofletes, se está uniendo la sosez de la vida social que el invierno ya de por sí lleva consigo y que últimamente empieza a ser ya como para cortarse las venas con una motosierra. Que como lo quieras celebrar fuera de casa convocas como mucho a seis y te cierran los bares a las once.

Así que voy a elegir un día del verano que no sea muy señalado para que me hagan caso sólo a mí. Un día próximo al solsticio, que iré cambiando en cada edición según me venga en gana, con muchas horas de luz para que se pueda terraceo hasta las tantas, y que si toca en fiesta te puedas ir a Zarautz a inflarte de txakolí y sardinas a la brasa, y que vayas por la calle y todo el mundo que sepa que es tu cumple porque lo ha visto en el Feisbu se te lance al cuello y se sume a la comitiva de agasajo. Y que se den las condiciones meteorológicas propicias para el ligue, que con tanta ropa no hay sexapil que valga, y que a la mañana siguiente te despiertes junto a un tipo veinte años más joven que tú y que la tenga como el cerrojo de un penal. Y que aún encima, a este carnal alborozo, puedas unir la circunstancia de que aún te faltan cinco, o seis, o siete meses para tener un año más.

#SafeCreative Mina Cb

Moraleja: Si estáis en el tema de encargar un bebé no lo hagáis en primavera.

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