jueves, 18 de noviembre de 2021


 

UN DÍA CUALQUIERA

Pues eso. Que ahí estaba yo, acabando de comer, un poco preocupada por el gato, que me come regulero, y con el otro inquilino, el de las plumas, graznando para que le diera polvorón (no le gusta pero grazna, que lo suyo es protestar), escuchando un repertorio que iba desde Cecilia hasta los Mamá Ladilla (se dice heavy metal) y pensando que hoy, que estoy un poco seca (lo del gato me preocupa de verdad), igual, y por los efectos del “Cuéntame” (me estoy tragando todos los capítulos, cuando acabe escribiré acerca de ello), que ahora se ocupa de la grave crisis conyugal entre Antonio y Merche, que me da que va a acabar en el juzgado (no me hagáis de spoiler, please), podía recuperar un antiguo texto sobre el fin de las relaciones de larga duración (que son las más difíciles de terminar), cuando, al ir a sacar el cacillo de la cafetera, éste ha salido despedido, dejando tras de sí un oscuro rastro de diminutos posos, para acabar, no en mi cara, cosa no descartable, sino en el fregadero, convirtiendo en anécdota lo que podía haber sido una llamada al 112 y trayendo a mi memoria, por pura asociación de ideas, el pedazo de hostión (señor Feisbu, la Minina ha dicho “hostión”), que me metí ayer en el curro, que sólo os digo que cuando una compañera llegó a ayudarme lo primero que dijo fue “Así se rompió mi madre la pierna”, y que, salvo el dolor del propio golpe, no tuvo consecuencias, pues me ha dado por pensar que todos los días, o nacemos un poco, o le sacamos la lengua a la adversidad. Y que igual lo que hay que hacer, en lugar de quejarse, es celebrar la suerte de seguir aquí, sanos y salvos, encadenando días cualquiera.

#SafeCreative Mina Cb 

No hay comentarios:

Publicar un comentario