REINA POR UN DÍA
Hoy, al llegar a casa, me he encontrado esta carta en el buzón. Se trata de una felicitación que el centro médico al que acudo, principalmente con el fin de aliviar mis castigadas cervicales, tiene a bien enviarme cada año con una puntualidad que podría calificarse de británica de no ser porque el día de mi cumpleaños es festivo. No puedo decir lo mismo del Corte Inglés, que dejó de tener ese detalle hace algún tiempo, quizás al comprobar que la nula actividad de mi tarjeta verde podía permitirles el ahorrarse tal dispendio.
Pero a lo que iba. No sé si es que habitualmente no le prestaba mucha atención a la citada nota, o es ha llegado a oídos de la dirección que voy camino de convertirme en una célebre escritora (no me abucheéis todos a la vez, por favor…), pero el caso es que hasta ahora no había reparado en el encabezamientos de la carta, en el que, además de utilizar mi nombre completo, cosa que sólo sucede en el banco, en la administración o en caso de que un superior muy superior se dirija a mi por escrito con cualquier fin, emplean el término “distinguida”, que a mi me ha hecho sentirme un poco como la duquesa de Alba, pero en vivo y sin marido cazadotes. Y me ha dado qué pensar también: porque si hace unos años recibo una misiva que viniera encabezada en tales términos, me presento hecha un basilisco en la oficina del jefe de la clínica para tratarlo de pedante, de clasista y de no sé cuántas cosas más. Pero no sé si será la edad, el aburguesamiento o lo harta que estoy de que algunos clientes me chiflen como si fuera una cabra para llamar mi atención y luego preguntarme dónde está la sal, el caso es que la cosa casi me ha parecido halagadora.
“Distinguida”- me he dicho, sonriendo… y he cogido al gato en brazos, tarareando el vals del minuto, que lo conozco del anuncio de las sopas Maggi, y ahí hemos estado los dos un buen rato… un dos tres, un dos tres… como unos príncipes, bailando en círculos bajo el redondo aplique fluorescente de la cocina de mi casa mientras la olla exprés silbaba, balanceándose sobre la placa de inducción...
#SafeCreative Mina Cb
Hoy, al llegar a casa, me he encontrado esta carta en el buzón. Se trata de una felicitación que el centro médico al que acudo, principalmente con el fin de aliviar mis castigadas cervicales, tiene a bien enviarme cada año con una puntualidad que podría calificarse de británica de no ser porque el día de mi cumpleaños es festivo. No puedo decir lo mismo del Corte Inglés, que dejó de tener ese detalle hace algún tiempo, quizás al comprobar que la nula actividad de mi tarjeta verde podía permitirles el ahorrarse tal dispendio.
Pero a lo que iba. No sé si es que habitualmente no le prestaba mucha atención a la citada nota, o es ha llegado a oídos de la dirección que voy camino de convertirme en una célebre escritora (no me abucheéis todos a la vez, por favor…), pero el caso es que hasta ahora no había reparado en el encabezamientos de la carta, en el que, además de utilizar mi nombre completo, cosa que sólo sucede en el banco, en la administración o en caso de que un superior muy superior se dirija a mi por escrito con cualquier fin, emplean el término “distinguida”, que a mi me ha hecho sentirme un poco como la duquesa de Alba, pero en vivo y sin marido cazadotes. Y me ha dado qué pensar también: porque si hace unos años recibo una misiva que viniera encabezada en tales términos, me presento hecha un basilisco en la oficina del jefe de la clínica para tratarlo de pedante, de clasista y de no sé cuántas cosas más. Pero no sé si será la edad, el aburguesamiento o lo harta que estoy de que algunos clientes me chiflen como si fuera una cabra para llamar mi atención y luego preguntarme dónde está la sal, el caso es que la cosa casi me ha parecido halagadora.
“Distinguida”- me he dicho, sonriendo… y he cogido al gato en brazos, tarareando el vals del minuto, que lo conozco del anuncio de las sopas Maggi, y ahí hemos estado los dos un buen rato… un dos tres, un dos tres… como unos príncipes, bailando en círculos bajo el redondo aplique fluorescente de la cocina de mi casa mientras la olla exprés silbaba, balanceándose sobre la placa de inducción...
#SafeCreative Mina Cb
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