sábado, 9 de diciembre de 2023


 

EL YAYO Y LAS MUETICAS

A ver, que yo me entere… que me he debido de quedar como la Bella Durmiente, traspuesta unos decenios, y al despertar estaba en otro país. No en el mismo de antes, quiero decir, ese en el que las Irenes Monteros pueden llegar a casa solas y borrachas y en donde el Ministerio de Igualdad se puede dilapidar una pasta gansa del erario público en imponer ese lenguaje inclusivo que hace que te miren como a una marciana cuando no encabezas cualquier disertación con un “buenas tardes a todos y todas”. Ojo que me parece genial, que ya iba siendo hora de que se diera visibilidad a la mujer y de que la igualdad se tomase un poco en serio. Aunque como todo en esta vida, algunes se hayan pasado cuatrocientos pueblos de la parada de la sensatez.
Pero a lo que iba. Que me despierto de la siesta sin un mal príncipe a mano (tampoco ahora se puede) para enterarme, horrorizada, de lo de las campanadas de este año. Y es que como parece que la Obregón ya no está por la labor porque quiere dedicarle todo el tiempo a su nieta, al Ramón García le van a colocar en plan don Hilarión, flanqueado por una morena y una rubia ligeritas de ropa, a ejercer de maestro de ceremonias el evento. Oséase modo macho man de los que se ligan a las mocetas a pares. Y digo lo de mocetas porque las chavalas podrían ser sus hijas, y sus nietas incluso. Y en la tele pública además. Y me pregunto dónde se han metido las huestes etílico-solitarias, que no están lanzándose a la calle con pancartas para reivindicar que remplacen al abuelo Ramón por un efebo bien dotado con el Meyba ajustadito como único atavío debajo de la capa.

Porque aquí, querides míes, o follamos todas, o echamos al río al gigoló.

#SafeCreative Mina Cb

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