viernes, 1 de diciembre de 2023


 

A UN PESCADOR

Hola, guapo:

A ver cómo te lo explico para que lo entiendas. Porque me da que muy sobrado de inteligencia no tienes que andar.

Veamos: Has cargado en el coche (porque vienes en coche, de eso no me cabe duda) todos tus aparejos de pescar (porque esto lo ha hecho un pescador, eso también lo tengo claro), o sea cañas, sedales, anzuelos, cajas de gusanitos y a lo mejor hasta un pato para echarte al río. Que el asunto requiere su logística. Has apañado el maletero para que te cupiesen eso, las sillas y los víveres. Porque claro, mientras pican en algo hay que pasar el tiempo: fumar, beber, comerte un bocadillo… además junto al río, que todo sabe muchísmo mejor.

Has echado allí el día con algún colega. O con la familia incluso, que hasta tanto no llego. Han picado. O no. Y desde luego que si has pescado una buena pieza te has hecho la foto y la has puesto en Instagram. Y cuando ya la cosa no daba más de sí pues a plegar: has recogido cañas, sedales, sillas y aparejos y a casita. La basura no. La basura la has dejado ahí. Eso sí, en una bolsa. Con un par. Que lo mismo te daba meterla al vehículo encima de un papel y echarla al contenedor que hay donde la Papelera, que mira que te cae cerca. Pero no. Eres de esos que piensan que por allí pasa el camión. El de la brigada de limpieza digo. Que no eres el único, no creas. Lo cual no te excusa, pero en fin. Lo que pasa es que tú tienes doble delito. Porque has vuelto con tus aparejos otro día y, de nuevo, y aun habiendo constatado que ningún camión se había llevado la de la vez anterior, has vuelto a dejar tu puta basura al pie del tronco. Una vez y otra y otra más. Y sigues regresando, me imagino, a pescar junto a tu montaña de inmundicia sin que nada te estorbe. Como si fuera tu práctica habitual, incluso en casa. Como si apilar la mierda sobre el césped fuera lo más normal del mundo. Como si, a falta de ese vehículo que no acude a la cita, no te quedase otra que esperar a que la riada se lleve tus desperdicios hacia el delta, llenando en el transcurso de este viaje de porquería otras orillas, asfixiando a otros pájaros y envenenando a otros peces. Y contribuyendo a que este planeta vaya dando cada vez un poquito más de asco.

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