sábado, 29 de enero de 2022


 

Un soneto se me hace poca cosa
para ensalzar el genio y la figura
de quien fue de la gran literatura
maestro tanto en verso como en prosa.

Hombre de envergadura vigorosa,
de recio empaque y clásica cultura,
de voz profunda y de camisa oscura,
de anécdota jovial y sentenciosa.

Me ha dejado tu adiós frente al teclado
fría como un vencejo en pleno invierno,
perpleja como un perro abandonado.

Se nos fue, bajo el brazo su cuaderno,
Ángel Guinda, poeta venerado,
rumbo a la gloria del recuerdo eterno.

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