martes, 4 de enero de 2022


 

“LA DE LA PEÑA”
(la cola de la lotería)

Llegas con tu boleto
de primitiva
para ver si hoy te cambia
por fin la vida.

Estáis la vendedora,
luego un chaval,
una señora rubia
y el que se va.

Y tú dices, “Qué suerte,
en un momento
estoy rumbo a mi casa
con los dineros.

El que se va recoge
y deja paso
al de antes de la rubia,
que es el muchacho

que lleva dos billetes
de bonoloto,
uno con el reintegro,
con nada el otro.

Paga el mozo la cuenta
y se hace a un lado
y (horror) veo a la rubia
sacar un fajo

de boletos distintos
y una carpeta
que ella misma ha llamado
“la de la peña”.

La experiencia que, dicen,
siempre es un grado
me anuncia de inmediato
que la he cagado

mientras que la lotera,
pi-pi-pi-pi-
comprueba los boletos:
no-no-no-sí

y va haciendo en el chisme
la sumarresta
de debes y de haberes
de la clienta.

Cuando ya ha satisfecho
todo el importe
la señora abre el bolso
y saca un sobre

que dice que es de la peña
de la familia
y comienza de nuevo
la pesadilla.

Diez minutos más tarde
y tras pagar,
cuando todos pensamos
que ya se va

(la cola llega entonces
desde el Mercado
hasta donde Castillo,
el de los trapos)

la señora le dice
“El veintisiete”
y la chica contesta
que no lo tiene

y busca que te busca
por Internet
a ver en qué despacho
pueden tener.

Para entonces la mendas
tiene la napia
como Rudolf, el reno
que guía a Santa

de modo que le grito
a la mujer:
“A ver si terminamos
ya de una vez.

Si hace falta te busco
yo el veintisiete,
pero por Dios te ruego,
paga ya y vete”.

#SafeCreative Mina Cb

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