sábado, 19 de octubre de 2019




MARIPOSA DE ACERO

Siempre la he considerado una mujer valiente. Y una gran amiga a la que recurrir cuando estoy perdida. Porque es mi complemento. Es diametralmente opuesta a mí. E igual que yo a la vez. Por eso le escribo cuando me hallo desorientada. Porque su diametralidad hace que me haga ver la cara oculta. Y creo que a ella le pasa un poco como a mí. Tiene la habilidad de desnudar mi alma, de adivinarme. Y es generosa con su tiempo y con sus habilidades.

Me lo dijo este invierno, a principios de año. Quedamos una tarde para ponernos al día y me lo dijo. Me contó que le habían visto algo y que querían hacerle pruebas. Yo le mandé un mensaje cuando llegó la fecha y ella me respondió que había que seguir analizando muestras. Cuando conoces bien a alguien sabes que el silencio es, a veces, la mejor presencia. De modo que dejé la distancia que ella me pedía. No es fácil esperar cuando la palabra cáncer flota entre los espacios que separan las noticias. La tentación de la visita inesperada se presenta a veces, pero estos tiempos cibernéticos nos permiten saber, a través de las dos patitas azules del whatsapp, que seguimos presentes aun sin tener respuesta.

Guardé silencio cuando me preguntaban y solo de vez en cuando establecíamos una breve charla. Veía sus mariposas con mensajes y, al comenzar el verano, supe, por algo que ocurrió, que todo había ido bien.

Y entonces ella habló.

#SafeCreative Mina Cb

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