lunes, 7 de octubre de 2019




GALLITOS

La otra noche salí con una amiga, muy mona ella, que me sobrepasa en todo menos en edad. Es más alta, más guapa, más cariñosa y más joven que yo. Y además canta y compone. Y bien para más inri. Y para rematarla es un encanto de persona, con lo cual, una de dos: o la quieres o le pones veneno en la copa.
En fin... que yo ya era consciente de todo eso y lo asumía, pero es que en esta ocasión llevaba la guitarra a cuestas. Enfundada pero guitarra al fin y al cabo. Y yo iba de comparsa, en plan hermano feo de los Calatrava, mientras los pavos se le arrimaban con la lengua fuera y le decían eso de “tócame algo”, que yo, que tengo la mente un tanto enferma, interpretaba a mi manera.

Buscamos un lugar para echar un bocado y después nos acercamos a un local un tanto farandulero y allí tuve la oportunidad de presenciar un duelo de titanes digno del mejor corral de peleas de gallos. Dos amigos, a cual más virtuoso, se enzarzaron en un combate de notas, guitarra en ristre, con el fin de llevarse al huerto a la cantante. Yo, sentada en un rincón y absolutamente consciente de que nadie me hacía ni puñetero caso, disfrutaba del alarde y, además, del espectáculo mientras que mi amiga se pavoneaba, divertida y convencida de su propósito de largarse a casa sola. Cosa que hizo, cual estricta cenicienta, al filo de la medianoche, dejando a los donjuanes compuestos, sin musa y con los dedos rotos de tanto darle al acorde y al rasgueo.

Unas veces se gana...

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Angel Alfonso Zayas

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