martes, 25 de mayo de 2021


 

SURCOS

Lo bueno que tiene ser de pueblo es que nada te es ajeno. Quiero decir que por mucha gente nueva que llegue lo esencial sigue ahí, para quien quiera disfrutarlo. Y lo esencial es la luz y la plaza y las plantas y las aves autóctonas. Y las gentes que hacen cosas. Cosas bellas. Porque quedarse en el pueblo haciendo cosas bellas ya es belleza en sí. Quiero decir que lo que mola es irse a la ciudad, que es donde está el meollo y puedes ser famoso. Pero en la ciudad ya se sabe, hay muchos y es difícil. Y por eso existe la frase esa de la cabeza de ratón y la cola de león. Porque parece que para ser grande tiene que conocerte todo el mundo. O sea la tele nacional y las páginas de cultura de los semanales que se imprimen en Madrid y todo eso.

Pero yo creo que lo valiente a veces es quedarse en el pueblo para hacer cultura. Porque si todos los creadores se van a la ciudad pues a ver qué nos queda. Y que además si la cultura es de pueblo no tiene por qué ser de menos calidad, sobre todo si, a falta de medios, se le ponen ganas, como han hecho los del clan de Mazarico. Y así te sientas en la butaca y se te saltan las lágrimas al ver el motocultor por la Bardena. Y te das cuenta de que en el cine, Castildetierra es casi tan bonito como en la realidad. O te enterneces al ver a Gloria y a Verdoy, que están ya retirados pero que tanto hicieron en el pasado por la vida cultural de la localidad. O a Imelda, que con el apellido Loperena sólo podía ser artista. O a la dulce Mar, esa mujer sonriente y entusiasta a la que no hacen caso los camareros en los bares. O a la enorme Maribel, que se enganchó a la escena tarde, ofreciendo el relevo generacional a Yaiza, que interpreta magistralmente el papel de su nieta. Porque además "Surcos" es eso: un pasillo de enlace en el que han coincidido tres generaciones y que sirve de merecido homenaje a las personas que han enriquecido con su labor nuestra historia cultural.
Y luego, cómo no, están las calles conocidas. Y los personajes secundarios. Y no tener que mirar los títulos de crédito porque conoces a todo el mundo. Y esos detallazos como el de la lata de Cola Cao, o el apeadero de la Vía del Tarazonica o los abuelos en el huerto…

Y es que cuando hay talento y entusiasmo no hace falta más que el capital imprescindible. Y en este pueblo (a mí me encanta llamar pueblo a Tudela), talento hay mucho, y no me canso de decirlo. Y “Surcos” no es sino una muestra más de lo que los artistas locales pueden ofrecer. Por eso ahora, que parece que las vacunas anuncian el fin de esta catástrofe, hazañas como la del film de Mazarico vaticinan un futuro halagüeño en el que, afortunadamente, nos queda aún mucho por hacer…

Y por gozar.

#SafeCreative Mina Cb

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