viernes, 12 de marzo de 2021


 

AMAR AL RÍO

Reconozco que el otro día estuve a punto de caer en la tentación pero me arrepentí.

Esta semana andan limpiando una de las orillas del río. No es un desbroce al uso en plan aquí te pillo aquí te mato sino algo en condiciones. Cosa de la CHE, que como son los putos amos cuando se ponen se ponen y le echan medios, que es lo que cuenta en estos casos. Y por ello llevan días podando, recortando y saneando. Y, para mi sorpresa, que soy un poco anti todo en lo que a tocar vegetación se refiere, el resultado está siendo espectacular, ya que hay zonas en las que el río, que permanecía oculto por la maleza, ha vuelto a quedar al descubierto. Claro que también estas acciones tienen un reverso tenebroso, y es que al despejar el sector queda al descubierto toda la basura, de forma que entornos aparentemente limpios se rebelan como vertederos en los que el viento y las riadas han ido depositando todos los desechos que el ser humano va arrojando a las riberas.

Y es ahí donde me sale la ecologista radical que llevo dentro y me dan ganas de llamar a la Guarra y al Hian y proponerles que qué mejor momento para hacer una batida y quitar toda la basura del lugar. Una cosa en plan bien, a lo bestia, movilizando mucha peña, cincuenta personas por lo menos para abarcar toda la superficie; con el apoyo del ayuntamiento y de la CHE, con remolques y contenedores y toda la mandanga. Y prensa. Muchas fotos que salgan en las redes y en los periódicos para ver si la gente se conciencia. Al fin y al cabo toda esa vegetación sobrante tendrán que retirarla y ya de paso, pues oye, se quita la basura y se deja aquello como un sol. Pero luego me vuelve la razón y recuerdo a qué especie pertenezco. Y hago memoria y me acuerdo de otras batidas de limpieza y de lo que pasó a continuación. Hoy una lata y mañana un plástico y pasado una bolsa y al otro una botella y al cabo de dos meses tanta mierda como antes de la operación o más. Y miro las orillas, y el río que corre manso y generoso, y todas esas porciones de pradera virgen, antes inaccesibles, que en cuanto llegue la primavera se llenarán de bárbaros de esos que piensan que da lo mismo montar el picnic y dejar allí los restos del macdonalds porque total, las crecidas luego se lo llevan todo, y me digo que mejor me guardo el móvil y me voy a casa. Y por el camino de vuelta no puedo evitar que se me escapen una lágrima y el pensamiento de que nos merecemos todo lo malo que la naturaleza nos envíe.

#SafeCreative Mina Cb

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