jueves, 20 de agosto de 2020




FACTOR DE RIESGO


Un día, de repente, descubres su sonrisa y ya no puedes pensar en otra cosa. Te da igual lo que pongan en la tele. Que no le guste el vino. Que sea del Madrid y tú del Barça. Todo te da lo mismo. Tu universo se llena de esperas, de atención a que en el móvil suene el tono de sus mensajes. De nerviosos encuentros. De nubes de palabras que tú aveces ni escuchas porque el brillo de sus ojos las empapa y las absorbe. Y de ese cosquilleo que habías olvidado y que a tu edad no creías ya posible. Y de inventarle nombres. Y de ser ocurrente para que no piense que ha topado con cualquiera. Y que de ese modo tu presencia se convierta en una droga de la que se vaya enganchando hasta llegar al punto de no poder prescindir de ti. Y la atmósfera se va volviendo dulce y próxima. Y ese cosquilleo se acrecienta y en un momento dado los cuerpos se aproximan. Y se produce el beso y a partir de ahí todo deja de llevar tu nombre para recibir el suyo. El sol. Las flores. Las noticias del telediario. Todo lleva su nombre y nada importa. Porque lo trivial se ha esfumado. Un huracán inmenso se ha llevado casa, trabajo, amigos y familia. Y el mundo podría reventar que te daría igual. Porque estás en tu burbuja. Y ahí nada puede herirte. Simplemente te bebes sus labios y su cuerpo y lo demás te sobra: la realidad, las circunstancias, el futuro... Todo eso queda lejos de esa atmósfera mágica en que habitas. En que habitáis. Y una noche, durante un momento de intimidad eléctrica, tu corazón no puede más y empuja hacia tu boca , temerosa y ardiente, la frase que pensabas que nunca ibas a volver a pronunciar.


Te quiero- dices.

Y sabes de sobra lo que va a pasar después.

Pero te da lo mismo.

#SafeCreative Mina Cb

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