lunes, 17 de agosto de 2020




CERRAR LOS BARES


No sé si a vosotros os pasa, pero a veces mi sistema emocional se convierte en un tiovivo. Y no hablo de las hormonas, que me tocan ya bastante lejos, sino de esa aparente incapacidad para encajar los golpes, o sea que de repente te dan LA noticia (un compañero te dice que le han dado el ascenso que tú esperabas, una tipa a la que se la tienes jurada te comenta que le ha tocado el euromillón, tu pareja te anuncia que se va a vivir a Cuba con una mulata veinte años más joven que tú...) y en lugar de enrabietarte dices guay, me alegro, que te vaya genial. Y te quedas con expresión beatífica ante la estupefacción del otro (o la otra), que pensaba que ibas a estallar como una olla exprés. Pero es que resulta que, según dicen los psicólogos, existe una cosa que se llaman las fases de aceptación de un cambio (desfavorable, por supuesto), y la primera es la negación. Por eso te quedas tan campante, sonriendo en plan yo soy alguien muy civilizado, y no le sueltas dos hostias con la mano abierta a tu compañero el trepa, y luego ya, al rato, cuando todos los del departamento estáis celebrándolo por ahí, a ti te sale la pantera que llevas en las tripas y la lías. La montas pero bien y le echas en cara todo lo que le puedes echar. O no, que con el arrebato se te olvidan cosas. Pero no hay problema, porque para eso eso existen el watsshapp y los viajes a recoger las cosas antes coger el avión rumbo al otro lado del planeta. Y el buen rollito se convierte en una especie de inquina de la señorita Pepis, porque odiar, lo que es odiar, yo creo que es algo que no pueden hacer muchas personas. Y porque si eres un poco Happy flower (yo lo soy), no quieres desearle el mal a nadie.
Pero con la boca pequeña joder si se lo deseas. Deseas que el trepa la cague, que la millonaria se arruine y que a tu ex se le caiga la pilila a pedacitos de alguna enfermedad venérea. Pero al mismo tiempo te dices que no, que hay que mandar amor porque el karma es un hijo de Satán y bastante tienes ya con lo que te ha tocado como para cagarla en el trabajo, arruinarte y que se te caigan los pelos del chirri y se te ponga todo rojo a causa de una familia de ladillas. De modo que te jodes, que es lo que toca en estos casos, y empiezas a darles el latazo a tus amigas, que te hacen caso los primeros días pero luego ya se agobian. Y entonces es cuando vuelves a la carga con el ex, el trepa o la del euromillón. A arruinarles la existencia y que se sientan mal mientras tú vas imaginándote a tu compi sentado en el sillón con el que tú soñabas, a tu ex haciéndole el cunnilingus a la mulata o a la millonaria dando vueltas al mundo sin parar. Y poco a poco lo vas viendo más claro, aunque sin dejar por ello de alternar la euforia con las lágrimas, que dicen que son muy sanas pero a ver, mejor es no tener que utilizarlas, y te vas haciendo a la idea de que este golpe también vas a encajarlo, aunque aún no sepas cómo, y que después de lo que llevamos encima este año ya podemos con todo.

Y de ese modo sales de la fase de negación, que es la más chunga, y pasas a la siguiente.

Que suele ser la de cerrar los bares.

#SafeCreative Mina Cb

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