LA LLAVE
Lo miró a través de la ya tenue cortina de lágrimas que los separaba desde hacía tiempo. Su mirada era ajena, desprovista de calor alguno, desconocida y lejana como si viniera de un planeta extraño y se exhibiese ante sus ojos por... primera vez, metálica y vidriosa.
Le habló serenamente también, con una voz que no era suya, lo mismo que lo haría el muñeco de un ventrílocuo, usando palabras correctas y educadas, temerosa tal vez de incomodarlo, de aburrirlo, de profanar ese silencio al que llevaban meses entregados y que tanto había apaciguado sus espíritus, fatigados al fin del desencuentro cotidiano.
Había sido aquél el último conato. Acababa de quemar el cartucho de reserva y el olor a pólvora flotaba en el ambiente, una humeante nube impregnándolo todo.
Se puso en pie, dejó sobre la mesa unas monedas con que pagar el café y antes de marcharse le entregó la llave del apartamento que habían compartido hasta hacía pocos días.
“Puedes dársela a ella”- le dijo.
#SafeCreative Mina Cb
Lo miró a través de la ya tenue cortina de lágrimas que los separaba desde hacía tiempo. Su mirada era ajena, desprovista de calor alguno, desconocida y lejana como si viniera de un planeta extraño y se exhibiese ante sus ojos por... primera vez, metálica y vidriosa.
Le habló serenamente también, con una voz que no era suya, lo mismo que lo haría el muñeco de un ventrílocuo, usando palabras correctas y educadas, temerosa tal vez de incomodarlo, de aburrirlo, de profanar ese silencio al que llevaban meses entregados y que tanto había apaciguado sus espíritus, fatigados al fin del desencuentro cotidiano.
Había sido aquél el último conato. Acababa de quemar el cartucho de reserva y el olor a pólvora flotaba en el ambiente, una humeante nube impregnándolo todo.
Se puso en pie, dejó sobre la mesa unas monedas con que pagar el café y antes de marcharse le entregó la llave del apartamento que habían compartido hasta hacía pocos días.
“Puedes dársela a ella”- le dijo.
#SafeCreative Mina Cb
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