ESCRIBO…
Escribo,
y mis ideas se transforman
en
animados mástiles de tinta…
Escribo,
y mis pesares se reflejan
sobre
el espejo de las blancas líneas.
Escribo,
y los dolores se atenúan:
grafismos
con efecto de aspirinas…
Escribo,
y los conflictos se desmembran
como el
sol descompone la calima.
Escribo,
y los deseos más secretos
se
hacen máxima, cuento, poesía…
Escribo,
y al amparo de las musas
me
permito vivir distintas vidas.
Escribo,
y los silencios angustiosos
que me
encogen el alma y me intimidan
se
mudan en tremendos alaridos
que
espantan mis temores y me alivian.
Escribo,
y al hacerlo los fantasmas
que sin
ser invitados me visitan
se
retiran vencidos, desbordados
por la
fuerza del ángel que me habita.
Escribo,
y escribiendo me reinvento:
me
elevo varios metros por encima
de mi
cuerpo, y así puedo enfrentarme
al
dragón que me guarda de mí misma.
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