RINCONES
DE OLVIDO
El
cuaderno usado,
el
vestido estrecho,
la
muñeca rota,
el
libro leído,
el
disco rayado,
el
zapato viejo,
la
vajilla ajada,
el
espejo mate,
el
tapiz raído…
Los
muros vomitan
cascotes
blancuzcos,
gimen
las cortinas
esparciendo
el polvo,
chirrían
los goznes
escupiendo
herrumbre
y
alumbran la estancia
(uno
frente al otro,
uno en
cada esquina)
dos
pálidos cirios:
Dos
velas que fueron
hogueras
antaño,
dos
vidas que fueron
una
sola vida,
dos
seres que fueron
dos
seres amados,
dos
almas que fueron
almas
compartidas…
Dos
sombras ausentes
que un
día existieron
y que
ahora son sólo
rincones
de olvido.
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