miércoles, 12 de febrero de 2025


 

UNA TRANSACCIÓN INMOBILIARIA

Tienes tu casa. Tuya, o sea da igual si la has comprado, la has heredado o te la regaló el vecino. Es tuya y la has ido decorando y haciendo reformitas: pintar, cambiar azulejos, poner muebles coquetos… Y luego, si se rompe algo pues lo arreglas porque te gusta vivir en un lugar bonito. La casa tiene sol y agua corriente y unas bonitas vistas. Y una cocina equipada y la nevera llena de cosas que te molan. Y en ella vives y amas y duermes y hallas refugio cuando quieres huir del resto de la humanidad. Y en invierno la calientas y en verano ventilas por la noche y por la mañana está fresquita y agradable. Y un día alguien llama a la puerta y tú le abres. Esa persona viene con alguien que, te dice, va a instalarse contigo. Y tú no entiendes nada, claro, porque la casa es tuya y nadie ha solicitado tu opinión. Y quien acompaña al aspirante a inquilino lleva un arma, que se la has visto asomar entre el abrigo. Y te tranquiliza, diciendo que la convivencia va a ser fácil y que el intruso va a ocupar poquito espacio y no va a molestar. Pero claro, eso es al principio. Quiero decir lo de dormir en el sofá y procurarse el alimento. Porque una noche que vuelves algo tarde el tipo está en tu cama. Como un tronco. Y quien va al sofá eres tú. Y al día siguiente vas más vivo y llegas antes para ocupar tu habitación y a la hora de cenar ves que te ha vaciado la nevera. Y empiezas a mosquearte porque la casa es tuya y la comida la pagaste tú. Y la cama lo mismo. Y lo abroncas un poco, a ver si no. Y te dice que no volverá a hacerlo pero que si quieres arroz. Y como ya empiezas a sentir que eso es una invasión en toda regla pues te pones un poco farruco. Y es entonces cuando el intruso saca un arma. Que tú no te habías dado cuenta de que la tenía pero que ahí está. Y te dice que no tiene la menor intención de irse. Y que si sigues mostrándote poco amigo de colaborar igual te pasa “algo”. Y tú lo que haces es intentar chinchar al invasor para que te deje la vivienda libre. Putadillas en plan cortar la luz o aflojar las patas del somier. Pero te salen caras porque lo que hace el adversario es empezar a golpearte. Y tú eres un poco alfeñique y te defiendes regular. Y no sabes cómo salir del atolladero. Porque a la policía ya has ido y no te han hecho ni puñetero caso. Ni ella ni la prensa ni la clase política ni nadie. Más solo que la una estás. Y arrinconado en una esquina del pasillo, con acceso a la cocina solo de vez en cuando y en unas condiciones inhumanas. Y si te quejas el otro te dice que te vayas. Y tú contestas que la casa es tuya y que si alguien tiene que marcharse es él. Y sí que se va un día, pero antes te destroza todo. Tanto que deja el lugar inhabitable. Y solo entonces, alguien muy poderoso te propone abandonar el lugar a cambio de una vivienda en un país vecino. Sin un real que compense la pérdida de tu propiedad. Y aunque no dé la cara, tú sabes que detrás de ese ofrecimiento también está el ocupa, que ya hizo sus cuentas hace tiempo y calculó cuánto dinero podría sacar especulando con el terreno que ocupa tu vivienda. Y al que le da exactamente lo mismo lo que pueda sucederte a ti.

Vamos, que como si te mueres.

#SafeCreative Mina Cb

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