sábado, 22 de octubre de 2022


 

COMO EL CRISTAL

Es fiesta
y hace un día radiante

y me despierto rara
sin el ruido de tus patas sobre la tarima.

Voy a la cocina:
el comedero lleno me golpea en los ojos,
llenándolos de lágrimas.

Lo vacío y lo limpio
y lo guardo en un sitio en donde no lo vea.

Desayuno despacio,
como atolondrada,
con la radio encendida

y empiezo,
tras hacerlo,
a recoger tus cosas.

Me vienen a la mente,
como ocultos en una nebulosa
los últimos tres días:

la fuga
los ataques
las carreras
el diagnóstico a ciegas
del menor de los males

y luego la ilusión
por esa repentina mejoría

(me acuerdo de mi madre:
“mejoría de la muerte” la llamaba)

y unas horas más tarde
tan sólo tres o cuatro

tu cuerpo laxo y esa sensación
de que todo acababa.

Y ese viaje en el coche,
envuelto en una manta

y el diluvio al llegar,
yo ya sin aguantar las lágrimas,
tú las patas colgando
como una marioneta,

y la gente a lo suyo:
sus trabajos, sus vidas, sus recados.

Y la mesa de acero inoxidable
y la vía
y yo, guapopguapoguapo…

Y el regreso,
con la manta doblada entre las manos

y un vacío en el alma

grande como tu vida
negro como tu muerte

frío como el cristal.

#SafeCreative Mina Cb

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