jueves, 13 de octubre de 2022


 

ÁNGELA

Tenerte de invitada en una cena
suponía sí o sí salir con hambre
pues siempre aparecía algún fiambre
en la primera o la segunda escena,
daba igual si era adviento o nochebuena.

Si llegabas, pongamos, a un congreso
de escritores del género sabueso
de pronto alguien gritaba en otra sala
mientras se oía el ruido de una bala
y desplomarse un cuerpo por su peso.

Da igual si el asesino o la asesina
poseía la astucia de un raposo
y había sido, pues, muy cuidadoso
de simular estar en la cocina
mientras era en el hall la escabechina.

Tú atabas cabos con tu gran olfato
y, evocando a menudo algún relato
de tu cosecha, cuando el homicida
pensaba que te dabas por vencida
lo acusabas… ¡voilà! de asesinato.

#SafeCreative Mina Cb

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