sábado, 2 de abril de 2022


 

LAS GANAS

El otro día hablaba con un par de amigos de mi generación (o sea muy mayores) de las ganas. O más bien de la falta de ellas, o sea de la pereza tan tremenda que nos va dando todo y de lo al fresco que nos trae que nos la dé.

Uno de ellos contaba que su hermano partió hace años hacia el extranjero tras su corazón (otra cosa que a estas alturas da muchísima pereza) y que todavía no ha ido ni una vez a visitarlo. Cuando antes- decía- me hubiera faltado el tiempo para coger el avión y presentarme allí unas cuantas veces.

Y es que no es cuestión de que una se vuelva rancia. Es simplemente que empiezas a pensar que dónde vas a estar mejor que en casa. Que ya sé que hay mucha gante que despotrica contra eso que ahora se ha dado en llamar “la zona de confort”, pero que oye, teniendo salud, amigos y, al doblar la esquina, un bar donde el camarero te saca la jarra helada en pleno enero nada más verte entrar, a ver adónde vas a ir que estés mejor. Y que yo, a estas alturas, ya no cambio en Caribe por la orilla del río. Y que cada vez me lo pienso más cuando me invitan a un sarao donde hay foto de grupo, porque, aunque una vez allí me encuentre tan a gusto, cuando estoy tirada en el sofá, justo antes del evento, pensando en la ropa y el poema, me digo: pero si a mí lo que realmente me apetece es irme al campo a ver flores y bichos…

En fin, que llegada a esta etapa de mi vida, como les decía a ellos, si se me aparece el genio de la lámpara, y puesto que la salud, el trabajo y el afecto ya los tengo, y lo del amor y el sexo no son cosas que tan sólo dependan de mí, lo que le pediría es que me otorgue el don de beber y no tener resaca.

Que no es poco a estas alturas, creo.

#SafeCreative Mina Cb

1 comentario:

  1. Pues a mi que me otorgue el don de ser positiva y quitarme la pereza esta, es que hasta mis vacaciones preferidas son las de quedarme en casa! No puede ser...

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