LA LEALTAD

La otra noche, en una de esas tertulias de un inglés, un francés y un español que montamos a veces en el bar de turno un grupo de despendolados a los que nadie espera en casa, salió el tema de la lealtad, no entre parejas sino entre amigos e incluso compañeros. O sea aquello de cuando te ponen entre la espada y la pared y te dicen o esto o nada y has de jugársela a alguien. Que es un poco como lo de cuando eres pequeño y te preguntan que a quién quieres más, si al papá o a la mamá.

Pues eso, que el tema salió como que tontamente y cada cual aportó lo que estimó oportuno dadas las circunstancias (era un asunto que afecta a gente muy querida) y al final llegamos a la conclusión de que en esas decisiones todos salen perdiendo: el papá y la mamá porque la criatura no se decide y el del dilema porque, a partir de entonces, sus progenitores ya nunca lo mirarán igual. Y aunque esta indeterminación no le impida ir al colegio, hacer amistades, estudiar leyes y sacarse una oposición a notarías, siempre, incluso cuando compruebe que han sido ingresadas en su cuenta las sustanciosas cantidades que totalizan su minuta de honorarios, va a tener presente el fatídico instante en que el demonio se acercó hasta su oído para formularle la fatídica pregunta que cambiaría su vida para siempre.

#SafeCreative Mina Cb