viernes, 11 de julio de 2014



MI MALDITA CONCIENCIA

Necesito que alguien redacte un manual contra los soliviantadores de conciencias. Y lo necesito ya. Con urgencia. Porque si no lo que tendrán que redactar es una ley que los defienda de mi.

¿Y qué son los soliviantadores de conciencias?- os preguntaréis.
Pues muy bien: los soliviantadores de conciencias son los herederos de los antiguos testigos de Jehová, pero en moderno y en solidario. Claro que los testigos se te presentaban en casa y con fingir que no estabas asunto concluido. Eso o hacer como hice yo una vez, que mandé a abrir a un novio peludo que tenía por aquel entonces y que en ese momento iba vestido (mejor que no me preguntéis por qué) con un tanga de leopardo, y los amigos de Yahveh no volvieron a asomar sus biblias por mi barrio.

Sin embargo estos salvaconciencias de hoy en día te arrollan en plena calle, sin anestesia, con premeditación y a tumba abierta. Se te plantan delante y te sueltan eso de: “Hola, ¿me puedes dedicar unos minutos?” Y tú, que andabas pensando en el color de la lencería que ibas a ponerte la noche de la final de la Copa del Mundo, pues te quedas mirando fijo al asaltante y en tan sólo una décima de segundo te dices eso de si-escapo-soy-antipática-si-me-quedo-fijo-que-van-a-intentar-sacarme-pasta-si-lo-despido-educadamente-voy-a-parecer-una-insolidaria. Claro que el tipo no es tonto y ve tu debilidad, y cuando quieres darte cuenta te está emplumando un discurso que casi se te saltan las lágrimas y te entran ganas de cambiar el testamento y hacer herederas universales a todas las oenegés del país e incluso del planeta. Y la verdad es que lo que estás oyendo te parece interesante, y estás de acuerdo en todo, y te encuentras muy a gusto de charleta con ese voluntario que te está contando cosas que tú sólo conocías de oídas y que te encanta escuchar de los labios de un afectado. Pero claro, no eres capaz de disfrutar de la conversación porque estás esperando el momento en que el conferenciante saque su bloc de suscripciones y tú tengas que responder, muerta de vergüenza, que ya te gustaría, pero que el presupuesto no da para todos los salvadores del mundo que te encuentras por la calle. Y que si quien puede hacer algo no lo hace que apañados estamos. Y que tú puedes apoyarles moralmente, e incluso echarles una manita como voluntaria, pero que de poner pasta de tu bolsillo ni hablar de los nihablares.

Y es entonces cuando él o ella cierran el bloc, te dedican una amplia sonrisa y te dicen que ha sido un placer. Y se van a asaltar a otro paseante, mientras tú te alejas, meditabunda y cabizbaja, pensando en que la noche de la final te vas a poner un sujetador y unas bragas de ortopedia y sintiéndote la responsable de todas las guerras y catástrofes que se producen a cada instante en el planeta.

#SafeCreative Mina Cb

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