LAS GAFAS
Salgo a la calle y veo el mundo diferente: las calles luminosas, los jardines floridos, los coloridos pájaros que pían encaramados en lo alto…
Son los mismos de ayer y de anteayer. Y también son los mismos el cartero, y el barrendero, y el tendero de la esquina, y el vendedor de lotería. Y hasta ese vigilante de la Ora tan antipático que va siempre mirando los salpicaderos de los coches.
Pero hoy todos sonríen. Menos el vigilante, claro, que tiene una reputación que mantener, pero que al menos me ha escupido un escueto buenos días entre dientes. Y el sol es más brillante, y las flores más vistosas, y los pájaros más bellos. Y hasta las calles me parecen más limpias, y me molesta menos el ruido del camión que descarga tablones en la obra de al lado de mi casa. Y las noticias de la radio me entran por los oídos de forma selectiva. Y sólo oigo las buenas.
Y me asombro al pensar en el tiempo que hace que estos pequeños matices se me andaban escapando, escurriendo, como si todos estos insignificantes milagros cotidianos se hubieran convertido en parte del paisaje y no en protagonistas como siempre lo fueron.
Vuelvo a casa y al fin lo entiendo todo. Sobre la mesa del salón descansan, metidas en su funda y bien plegadas, las gafas negras que por fin, esta mañana, olvidé ponerme delante de los ojos antes de salir.
#SafeCreative Mina Cb
Salgo a la calle y veo el mundo diferente: las calles luminosas, los jardines floridos, los coloridos pájaros que pían encaramados en lo alto…
Son los mismos de ayer y de anteayer. Y también son los mismos el cartero, y el barrendero, y el tendero de la esquina, y el vendedor de lotería. Y hasta ese vigilante de la Ora tan antipático que va siempre mirando los salpicaderos de los coches.
Pero hoy todos sonríen. Menos el vigilante, claro, que tiene una reputación que mantener, pero que al menos me ha escupido un escueto buenos días entre dientes. Y el sol es más brillante, y las flores más vistosas, y los pájaros más bellos. Y hasta las calles me parecen más limpias, y me molesta menos el ruido del camión que descarga tablones en la obra de al lado de mi casa. Y las noticias de la radio me entran por los oídos de forma selectiva. Y sólo oigo las buenas.
Y me asombro al pensar en el tiempo que hace que estos pequeños matices se me andaban escapando, escurriendo, como si todos estos insignificantes milagros cotidianos se hubieran convertido en parte del paisaje y no en protagonistas como siempre lo fueron.
Vuelvo a casa y al fin lo entiendo todo. Sobre la mesa del salón descansan, metidas en su funda y bien plegadas, las gafas negras que por fin, esta mañana, olvidé ponerme delante de los ojos antes de salir.
#SafeCreative Mina Cb
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