domingo, 6 de julio de 2014



CÁSPITA Y RECÓRCHOLIS

Y con un poco de suerte, “voto a Bríos”. Esto va a ser lo poco que nos quede como una de las últimas mamarrachadas de don Vladimiro (prohibir el uso de palabras malsonantes en medios de comunicación, espectáculos y obras de arte rusos) se extienda . Que puede hacerlo, vistos por una parte el despotismo de los gobernantes que se ocupan de velar por nuestras vidas y por otra esa mojigatería que va acabando poco a poco con el vocabulario, desterrando al baúl del olvido palabras como viejo, como moro, como negro… que antaño fueron calificativos y que hoy se han convertido en insultos que son sustituidos por otros vocablos que, al referirse al mismo concepto, pasan rápidamente a engrosar el diccionario de términos prohibidos.

Y ha llegado un momento en que ya a nada se le llama por su nombre. La comunicación es hoy un campo minado en el que uno tiene que andarse con cien ojos para no ofender a nadie. El léxico se va complicando y empobreciendo y, al tiempo que las palabras ofensivas se arrinconan y se pudren como peras malolientes, vemos cómo ganan terreno los apócopes, las abreviaturas y ese lenguaje tan igualitario y enrevesado de los guapos y las guapas que convierte los discursos en diálogos de besugos dignos de un sketch de Tip y Coll.

Y es que la palabra es el único desahogo que nos queda. Y los tacos la única arma. Porque esos vocablos malsonantes que tanto molestan a algunos forman parte del acerbo cultural y del vocabulario. Y los usaron Cervantes y Quevedo. Y hasta Cela. E incluso el llorado García Márquez, que cierra con un “Mierda” una de sus novelas. Porque que hay situaciones en las que uno suelta un taco por no soltar dos guantazos. Por no gritar. Por no llorar en público. Por no mostrarse débil ante quien le está pisando los juanetes con un tacón de acero. Porque matar es irreversible y además te llevan a la cárcel. O porque en ocasiones no existe una forma más descriptiva de referirse a algo, o a alguien. O porque, mal que le pese a mucha gente, están en el diccionario.

Y porque, bien empleados, son un poderoso e insustituible recurso literario.

Y porque hasta ahí podíamos llegar…

#SafeCreative Mina Cb

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