jueves, 5 de octubre de 2023


 

ATENCIÓN AL CLIENTE

No parecía la cosa
demasiado complicada:
era un asunto sencillo
lo de cambiar la mampara.

Era acudir a la tienda,
elegir una, pagarla
y luego, ya en tu casita,
ver el modo de montarla.

Más, aún siendo habilidosa
y dándome cierta maña
para temas de este tipo
no me atreví con la pana

y dije: pues voy y llamo
y que me manden a casa
a un instalador que sepa:
Si hay que pagarlo se paga.

Pero… ¡Ay, mísera de mí!
porque inicié la llamada
y empecé una romería
de las que nunca se acaban:

de un operador a otro
(la línea siempre ocupada
y esa musiquilla necia
sembrada de propaganda)

contando la misma historia,
igual que una papagaya
al Luis Alfredo de turno,
cada vez más cabreada

y sin poder conectar
(no había manera humana)
con la tienda de Tudela,
que era lo que yo intentaba.

Cuarenta y cinco minutos
de frustrante parrafada
y al fin, me dije, recurro,
bastante desesperada

a escribirle por watshapp
a una amiga que trabaja
en el garito y le digo:
“Mira, chica, esto me pasa.”

“Mañana te lo arreglamos.
Mejor si vienes, salada.”
Y al otro día un chaval
tras lidiar con el programa

(cosa que le costó un rato
porque no le funcionaba)
me gestiona la cuestión
y aquí no ha pasado nada.

Moraleja: Lo mejor
es el trato cara a cara.

#SafeCreative Mina Cb

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