domingo, 6 de noviembre de 2022


 

REIVINDICANDO EL YAYAMÓVIL

De verdad que la tecnología está empezando a darme mucho miedo. Pero mucho ¿eh? Y tengo fundadas razones que se apoyan en experiencias de todo tipo. A ver… no se trata sólo de ese miedo atávico de la generación analógica, donde a todos nos preocupa que un día internet se caiga y toda la información se pierda. O sea en plan de no tirar los libros de texto del siglo pasado, o de rogarle al del banco que no nos pase la cartilla al modo digital para que si algún megahacker decide empezar a vaciar cuentas a saco la libretilla nos sirva de garantía para que nos devuelvan los ahorros ¡Ja!

No. No va por ahí la cosa. A mí lo que de verdad me inquieta es que los chismes esos ya deciden por mí. Ellos. Todos. Los aparatos. O sea que se anticipan a mis deseos, como el genio de la lámpara, y los hacen realidad pero sin preguntarme. Rollo wasapeo a una amiga para decirle que esta noche tengo una cita y a continuación el google me saca un anuncio de condones (un poco trasnochado el google, que a mi edad ya van siendo más útiles los lubricantes). O aún peor, me voy de excursión con un amigo que insiste en que escuche un tema del grupo tal y, cuando enciende el aparato de música del coche, a mí se me descarga sola consigo misma una aplicación del móvil (modo coche, creo, o algo así) que, para más inri, en mi vehículo no funciona o sea que la borro. Pero ya la rematada viene cuando te vas unos días a la quinta porra con una amiga, alquiláis un coche y tu teléfono y el suyo empiezan a “hacer cosas”, conchabados además con el ordenador de a bordo, o de a borde más bien, porque no nos matamos de milagro. Que en las agencias tendrían que alquilar bugas para yayas, en plan elevalunas eléctrico a lo sumo, y no esos chismes que vas conduciendo por un lugar que no conoces y se ponen a pitar, o de repente en uno de los teléfonos (el mío) se descarga sola (again) la puta aplicación del “modo coche” y el otro empieza a decir eso de “imposible iniciar la conexión”, y tú miras a tu amiga con cara de susto y ella en plan yo no he sido, y ya no sabes si el que habla es tu smartphone o el suyo o si se trata del enanito del salpicadero. Y ya en esto que te metes por un desvío de mierda por culpa del gps y es noche cerrada y aún encima hay obras y la carretera se vuelve de una sola dirección y cuando ya te esperas a la nave nodriza lanzando su chorro de luz para abducir el coche con sus ocupantes, lo que aparece es un tipo negro como el tizón que en principio os había parecido la muerta de la curva con chaleco reflectante y que os mira con cara rara cuando le preguntáis hacia dónde lleva esa carreterucha.

Creo que me estoy haciendo muy mayor.

#SafeCreative Mina Cb

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