lunes, 30 de mayo de 2022


 

ESPAÑE

No me imagino este panorama en la calle del Real Madrid. Es más, no me imagino que al Real Madrid le dediquen una calle. Sería, no sé, demasiado humilde para tan excelso club. Al Real Madrid habría que dedicarle una avenida, un bulevard o una plaza. Pero una plaza grande. Con sus bancos y sus plataneros y sus niños corriendo detrás de las palomas. Una plaza en condiciones a cuya inauguración hubieran acudido el alcalde, el presidente del club y el ministro de deportes. Y muchos periodistas. Y futbolistas con sus novias tatuadas en el brazo (perdón, sus novias del brazo tatuado). Todas muy guapas y guapos y guapes, llegando en limusina y en loor de multitudes. Porque el evento hubiera abierto todos los telediarios y telediarias. Y un pedazo de placa de granito del copón, con su cortinilla para descorrerla y esa inscripción en plan inauguradaenelañotalporelalcaldetal. Y un barcito de estos que te sientas en la terraza y tienes que dejar el collar que heredaste de la abuela para pagar la cuenta. Y un entorno supercuqrui, libre de quinquis y de tráfico pesado, a ser posible peatonal y emplazado en un barrio chic que te rilas Petronila. Y muchos turistas tirándose afotos delante del rótulo, ante el que un escultor amigo del ministro habría erigido el monumento al Pichichi, que consistiría en un mazacote de mármol del carísimo a medio tallar que parecería cualquier cosa menos un futbolista pero que la gente se mataría por colgar en Instagram. Y todo muy bien mantenido, con sus flores floreadas y sus árboles arbóreos y sus papeleras y sus farolas de diseño. Y su altarcito improvisado para todos los hinchas con apostilla en el documento de últimas voluntades. Y, por supuesto, rien de rien de vandalismos o de instalar en el lugar cualquier cosa que despojara de glamour al sitio.

Porque esto, querides amiguites, es Españe.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen robada del muro de mi querido Ritxi Póo.

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