Me juré que no lo haría. Que sería valiente. Que podría soportarlo. Que tomaría otro tipo de medidas... Pero la verdad es que ya no puedo más. La situación me desborda. Lo he intentado todo. El café. La ducha caliente. La sopa de fideos. Las tres mantas. Los patucos. Hasta me he llegado a poner un poncho de lana y los mitones cuando me siento ante el ordenador. Y ni aún así. De modo que voy a echarle valor. Voy a atreverme a hacerlo, aunque ello me suponga convivir con la imagen de la lucecita roja del contador parpadeando de continuo. Y aunque a primeros de febrero la factura de Iberdrola me haga vomitar un rosario de blasfemias.
Me da igual. Asumo el riesgo.
Voy a encender más horas la calefacción.
#SafeCreative Mina Cb
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