LUNIDELA
Está Tudela empezando
a parecerse a la Luna
con tanto cráter abierto
y tanto andar como pulgas.
Porque, desde hace unos meses
se ha convertido este pueblo
en una zanja que poco
a poco se va extendiendo
de forma que va a llegar
un día en que sea imposible
salir a dar un paseo
encontrando el paso libre.
No son grúas, como otrora
en tiempos del pelotazo
cuando estaba en pleno boom
el sector inmobiliario.
Son más bien excavaciones
en busca, podría ser
de algún tesoro judío,
católico o bereber
que se han disfrazado de obras
para mejorar barriadas
que durante mucho tiempo
han estado abandonadas
y a las que, sin duda alguna,
el cambio les viene bien,
mas, rediós, no hacía falta
levantar todo a la vez.
Que hay tanta malla de tul
de esa negra por el centro
que parece que va a haber
en cada calle un concierto.
Y luego, el alcalde, el pobre,
que empieza a no dar abasto
para ir de una valla a otra
haciéndose autorretratos
y poniéndose medallas
mientras posa pa la foto
de ejecutar los trabajos
que proyectaron los otros.
Eso sí, menos mal que ahora
no han abierto el casco viejo,
porque si meten el pico
enseguida sacan huesos
y llega el Bienes cargado
con sus picos y sus brochas
y no hay forma de saber
cuándo va a seguir la cosa.
Y luego... que a ver, lo mismo,
si los vecinos se pispan
de que se abre el pavimento
piden que metan la fibra.
Habrá que tener paciencia
y no olvidarse del casco
mientras se cumple el refrán:
No hay mal que dure cien años.
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