viernes, 22 de agosto de 2014



“TE QUIERO”

El portazo, que diría Sabina, sonó como un signo de interrogación. O más bien como la respuesta a todas las preguntas que durante los últimos meses había preferido no hacerse a sí misma. Sonó rotundo y retumbaron las paredes. Y se le comprimió el cerebro. Y al fin lo vio claro como la luz del mediodía. Y cogió el teléfono para llamarlo pero no lo hizo. Supo que era inútil. Así que fue deslizando su dedo sobre la pantalla, viendo desfilar las fotos y los nombres de todos sus contactos, al lado de los cuales aparecía el último de los mensajes recibidos. Le sobrevino un ataque de llanto incontenible al verlo: la última frase que él le había escrito antes de que ella consiguiera convencerlo de que tenía que aceptar que aquello era el fin; antes de dejarlo hundido en la desesperación y el estupor para rendirse al fin a las lisonjas y atenciones de un seductor de tres al cuarto y explicarle que lo suyo había estado bien, pero que el amor no era eso exactamente. Y que lo sentía mucho pero que, por favor, dejara de importunarles de una vez porque sus intromisiones no hacían sino entorpecer una relación que, de no ser por él, hubiese tenido la transparencia y fluidez de un arroyo en la montaña. Recordaba la escena como si estuviera transcurriendo en ese mismo instante. La escena y aquél último mensaje que él le envió antes de desaparecer de su vida.

“Te quiero”- decía la pantalla.

#SafeCreative Mina Cb

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