MIS APASIONANTES CONVERSACIONES CON TELEFÓNICA O CÓMO REVIVIR LOS DIÁLOGOS DE LOS HERMANOS MARX EN PLENO SIGLO XXI
(Basado en hechos reales)
Domingo. Diez de la noche. Enciendo el televisor y en el monitor, impresa sobre fondo negro, aparece la frase “sin señal”. Un poco raro puesto que el aparato ha estado funcionando por tarde con normalidad. Presiono el botón “reset” del módem y lo intento de nuevo. Nada. Pantalla en negro. Desenchufo la instalación, espero unos minutos, conecto el módem y sólo se enciende la luz de “on”, mientras que las lamparitas que parpadean habitualmente permanecen apagadas. Presiono el botón de encendido del televisor y éste sigue sin recibir señal. Intento la táctica de supervivencia que me enseñó un técnico, esto es, desenchufar todo, resetear durante varios segundos tres veces consecutivas con un leve intervalo entre ellas, esperar un poco y volver a conectar el equipo.
Conjunto vacío.
Marco el 1004. Voz enlatada. Para hacer una consulta, puse uno; para averías, pulse dos; para contratar una línea, puse tres… y así hasta el infinito. Pulso la opción cuando por fin la metálica señorita me la dicta. Luego tecleo las nueve cifras del número de teléfono a que se refiere la consulta. Después, y en el momento oportuno, digo estúpidamente “No veo la tele”, sabiendo que nadie me escucha. Una dama cibernética me va guiando, paso por paso, para que efectúe todas las operaciones que ya había hecho con anterioridad (apagamódem-reiniciamódem- enciendetelevisor-noseve-v uelveareiniciar-vuelveaene cender-vuelveanoverse-vuel veaapagar…). Finalmente le dicen que van a entrar en mi línea, y yo contemplo aterrada cómo las luces del wifi se van y se vienen solas, como si mi casa hubiera sido invadida por los extraterrestres. Me quedo sin Internet (entonces sí que cunde el pánico) y al poco la engolada voz me dice: “Hemos pasado su incidencia al departamento técnico. Pulse el número de su teléfono móvil para que un operario se ponga en contacto con usted”
Lunes. Diez de la mañana. Voy por la calle. Suena el teléfono
Voz enlatada: “Buenos días, le llamamos del servicio técnico de MoviStar para comunicarle que su incidencia ha sido resuelta, Rogamos compruebe si el funcionamiento es correcto. Si la avería está solucionada, pulse uno. Si continúa teniendo problemas, pulse dos…”
Yo, insisto, estoy en la calle y por tanto no puedo hacer las comprobaciones pertinentes, pero cuando intento decírselo a la máquina esta me responde que disculpe-no-le-hemos-enten dido. Así que cuelgo y llamo al 1004, momento en el que se inicia la conversación más apasionante de mi vida.
Piiiiiii….. Piiiiiiiii…. Piiiiiiii
Voz enlatada: “Bienvenido a MoviStar, patrocinador de Alicante, puerto de salida de la vuelta al mundo a vela. Si está usted interesado en información de nuestros servicios, manténgase a la espera. En caso contrario, pulse uno...”
Como ya me conozco la historia me mantengo a la espera, que si piensan que vas a comprar algo te ponen con un comercial, que al menos te escucha. Pasan unos minutos y al fin me atiende una operadora.
Operadora: “Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?”
Yo: “Pues mire, señorita, resulta que anoche llamé al 1004 porque no tengo señal en la televisión, hicimos las comprobaciones pertinentes y me dijeron que me iban a mandar a un técnico. Pero en vez de eso me acaban de llamar al móvil para decirme que el problema ya estaba solucionado y que por favor me asegurase de que mi equipo funciona correctamente. Lo que pasa es que yo no me hallaba en mi domicilio, de forma que me era imposible hacer la comprobación. Y que, además, y puesto que quien me llamaba era un robot, no era posible que yo le explicase que no podía hacer la comprobación por no hallarme en mi domicilio. ¿Me entiende usted?”
Operadora: “Sí.”
Yo: “Y otra cosa que quería comentarle. ¿Por qué nos hacen ustedes teclear opciones en el móvil en vez de decirlas…? Porque, a ver, si uno va por la calle con el teléfono, y teniendo en cuenta la morfología del ser humano, lo que ustedes proponen es como un número de circo. Me explico: Si la máquina me dice que teclee el dos, yo tengo que separar el teléfono de la oreja para ponérmelo delante de los ojos y abrir el teclado para teclear el dos mientras que la grabación sigue en marcha, con lo cual no es posible que teclee y escuche al mismo tiempo… o sea, que mientras tecleo no me entero de lo que me dice el ciberoperador y para cuando acabo y me vuelvo a poner el teléfono en la oreja ya no sé si tengo que darle a la arroba, a la almohadilla o al número de mi psiquiatra. ¿No han pensado nunca ustedes en que si te retiras el teléfono de la oreja para teclear la opción ya no oyes las opciones siguientes…?”
Silencio sepulcral
Operadora: “Le recuerdo que ese sistema se utiliza también para concertar citas en los servicios médicos de la seguridad social”
Yo: “Vale, pero… ¿No le parece a usted que tengo razón”
Operadora: “Sí”
Yo: “¿Y los diseñadores del sistema…? ¿No cree usted que a los diseñadores del sistema se les podría sugerir algo menos reñido con la morfología humana…? No sé, algo como dictar la opción de viva voz”
Operadora: “Pues a lo mejor, pero es que ese es el sistema que utiliza todo el mundo”
Yo: “Ya… pero si no es efectivo a lo mejor habría que pensar en mejorarlo, ¿no le parece a usted?”
Operadora: “Tal vez sí…”
Yo: “De acuerdo. ¿Y por qué no ser ustedes los pioneros de la mejora? Seguro que sus clientes estarían encantados… Por cierto, ¿están ustedes grabando la llamada?”
Operadora: “No”
Yo: “Pues es una pena, porque podría pasarle usted a su jefe mi sugerencia a ver si decidía simplificar un poco este sistema tan ilógico y tan reñido (yo a lo mío) con la morfología humana”
Operaria (ya un poco harta): “Mire, siento mucho no poder ayudarle. Le sugiero que, una vez llegue a su casa, compruebe el funcionamiento de su equipo y si este no es el correcto llame al 1004 para que ellos pasen su incidencia al servicio técnico. Que tenga un buen día y gracias por confiar en MoviStar”
Lunes. Doce del mediodía. Vuelvo a encender la televisión y sigue sin funcionar. Pulso de nuevo el 1004. Paso por el enojoso trámite de escuchar y teclear hasta que al fin me atiende otra operadora a la que explico que anoche no tenía señal, que llamé a averías, que reiniciamos el módem, que entraron en mi sistema, que seguía sin funcionar, que me dijeron que me iban a mandar a un técnico, que esta mañana me han llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa, que he llamado al 1004 para decirles que me habían llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa y que ellos me habían dicho que una vez en casa comprobase si la señal llegaba y que si no lo hacía los llamase para decirles que me mandasen al técnico…
Una vez he terminado mi discurso, la señorita me ha dicho que desconectase el módem porque íbamos a hacer unas comprobaciones. Yo le he contestado que todas las comprobaciones habían sido hechas y que no pensaba hacerlas de nuevo. Ella me ha insistido. Yo me he cabreado. Ella me ha dicho que era el protocolo habitual. Yo le he dicho que estaba hasta el moño de protocolos y de reseteos. Y le he asegurado, ya de muy mal café, que no pensaba desconectar nada y que por favor me mandasen al técnico de una puñetera vez. Y ella me ha dicho, justo antes de colgar, que iba a pasar mi incidencia al servicio de averías, pero que tuviera en cuenta que si la anomalía la había provocado yo, tendría que pagar la factura de la reparación. Y a mi me han venido a la cabeza, justo después de colgar, la imagen de la señorita aquella de la serie “Fama” que les decía a sus alumnos lo de que si querían la fama tendrían que pagar por ella, algunos de los diálogos de “El Padrino” y unas cuantas escenas de las pelis de los Hermanos Marx que, por cierto, estoy viendo de nuevo en dvd aprovechando que la tele no funciona.
#SafeCreative Mina Cb
(Basado en hechos reales)
Domingo. Diez de la noche. Enciendo el televisor y en el monitor, impresa sobre fondo negro, aparece la frase “sin señal”. Un poco raro puesto que el aparato ha estado funcionando por tarde con normalidad. Presiono el botón “reset” del módem y lo intento de nuevo. Nada. Pantalla en negro. Desenchufo la instalación, espero unos minutos, conecto el módem y sólo se enciende la luz de “on”, mientras que las lamparitas que parpadean habitualmente permanecen apagadas. Presiono el botón de encendido del televisor y éste sigue sin recibir señal. Intento la táctica de supervivencia que me enseñó un técnico, esto es, desenchufar todo, resetear durante varios segundos tres veces consecutivas con un leve intervalo entre ellas, esperar un poco y volver a conectar el equipo.
Conjunto vacío.
Marco el 1004. Voz enlatada. Para hacer una consulta, puse uno; para averías, pulse dos; para contratar una línea, puse tres… y así hasta el infinito. Pulso la opción cuando por fin la metálica señorita me la dicta. Luego tecleo las nueve cifras del número de teléfono a que se refiere la consulta. Después, y en el momento oportuno, digo estúpidamente “No veo la tele”, sabiendo que nadie me escucha. Una dama cibernética me va guiando, paso por paso, para que efectúe todas las operaciones que ya había hecho con anterioridad (apagamódem-reiniciamódem-
Lunes. Diez de la mañana. Voy por la calle. Suena el teléfono
Voz enlatada: “Buenos días, le llamamos del servicio técnico de MoviStar para comunicarle que su incidencia ha sido resuelta, Rogamos compruebe si el funcionamiento es correcto. Si la avería está solucionada, pulse uno. Si continúa teniendo problemas, pulse dos…”
Yo, insisto, estoy en la calle y por tanto no puedo hacer las comprobaciones pertinentes, pero cuando intento decírselo a la máquina esta me responde que disculpe-no-le-hemos-enten
Piiiiiii….. Piiiiiiiii…. Piiiiiiii
Voz enlatada: “Bienvenido a MoviStar, patrocinador de Alicante, puerto de salida de la vuelta al mundo a vela. Si está usted interesado en información de nuestros servicios, manténgase a la espera. En caso contrario, pulse uno...”
Como ya me conozco la historia me mantengo a la espera, que si piensan que vas a comprar algo te ponen con un comercial, que al menos te escucha. Pasan unos minutos y al fin me atiende una operadora.
Operadora: “Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?”
Yo: “Pues mire, señorita, resulta que anoche llamé al 1004 porque no tengo señal en la televisión, hicimos las comprobaciones pertinentes y me dijeron que me iban a mandar a un técnico. Pero en vez de eso me acaban de llamar al móvil para decirme que el problema ya estaba solucionado y que por favor me asegurase de que mi equipo funciona correctamente. Lo que pasa es que yo no me hallaba en mi domicilio, de forma que me era imposible hacer la comprobación. Y que, además, y puesto que quien me llamaba era un robot, no era posible que yo le explicase que no podía hacer la comprobación por no hallarme en mi domicilio. ¿Me entiende usted?”
Operadora: “Sí.”
Yo: “Y otra cosa que quería comentarle. ¿Por qué nos hacen ustedes teclear opciones en el móvil en vez de decirlas…? Porque, a ver, si uno va por la calle con el teléfono, y teniendo en cuenta la morfología del ser humano, lo que ustedes proponen es como un número de circo. Me explico: Si la máquina me dice que teclee el dos, yo tengo que separar el teléfono de la oreja para ponérmelo delante de los ojos y abrir el teclado para teclear el dos mientras que la grabación sigue en marcha, con lo cual no es posible que teclee y escuche al mismo tiempo… o sea, que mientras tecleo no me entero de lo que me dice el ciberoperador y para cuando acabo y me vuelvo a poner el teléfono en la oreja ya no sé si tengo que darle a la arroba, a la almohadilla o al número de mi psiquiatra. ¿No han pensado nunca ustedes en que si te retiras el teléfono de la oreja para teclear la opción ya no oyes las opciones siguientes…?”
Silencio sepulcral
Operadora: “Le recuerdo que ese sistema se utiliza también para concertar citas en los servicios médicos de la seguridad social”
Yo: “Vale, pero… ¿No le parece a usted que tengo razón”
Operadora: “Sí”
Yo: “¿Y los diseñadores del sistema…? ¿No cree usted que a los diseñadores del sistema se les podría sugerir algo menos reñido con la morfología humana…? No sé, algo como dictar la opción de viva voz”
Operadora: “Pues a lo mejor, pero es que ese es el sistema que utiliza todo el mundo”
Yo: “Ya… pero si no es efectivo a lo mejor habría que pensar en mejorarlo, ¿no le parece a usted?”
Operadora: “Tal vez sí…”
Yo: “De acuerdo. ¿Y por qué no ser ustedes los pioneros de la mejora? Seguro que sus clientes estarían encantados… Por cierto, ¿están ustedes grabando la llamada?”
Operadora: “No”
Yo: “Pues es una pena, porque podría pasarle usted a su jefe mi sugerencia a ver si decidía simplificar un poco este sistema tan ilógico y tan reñido (yo a lo mío) con la morfología humana”
Operaria (ya un poco harta): “Mire, siento mucho no poder ayudarle. Le sugiero que, una vez llegue a su casa, compruebe el funcionamiento de su equipo y si este no es el correcto llame al 1004 para que ellos pasen su incidencia al servicio técnico. Que tenga un buen día y gracias por confiar en MoviStar”
Lunes. Doce del mediodía. Vuelvo a encender la televisión y sigue sin funcionar. Pulso de nuevo el 1004. Paso por el enojoso trámite de escuchar y teclear hasta que al fin me atiende otra operadora a la que explico que anoche no tenía señal, que llamé a averías, que reiniciamos el módem, que entraron en mi sistema, que seguía sin funcionar, que me dijeron que me iban a mandar a un técnico, que esta mañana me han llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa, que he llamado al 1004 para decirles que me habían llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa y que ellos me habían dicho que una vez en casa comprobase si la señal llegaba y que si no lo hacía los llamase para decirles que me mandasen al técnico…
Una vez he terminado mi discurso, la señorita me ha dicho que desconectase el módem porque íbamos a hacer unas comprobaciones. Yo le he contestado que todas las comprobaciones habían sido hechas y que no pensaba hacerlas de nuevo. Ella me ha insistido. Yo me he cabreado. Ella me ha dicho que era el protocolo habitual. Yo le he dicho que estaba hasta el moño de protocolos y de reseteos. Y le he asegurado, ya de muy mal café, que no pensaba desconectar nada y que por favor me mandasen al técnico de una puñetera vez. Y ella me ha dicho, justo antes de colgar, que iba a pasar mi incidencia al servicio de averías, pero que tuviera en cuenta que si la anomalía la había provocado yo, tendría que pagar la factura de la reparación. Y a mi me han venido a la cabeza, justo después de colgar, la imagen de la señorita aquella de la serie “Fama” que les decía a sus alumnos lo de que si querían la fama tendrían que pagar por ella, algunos de los diálogos de “El Padrino” y unas cuantas escenas de las pelis de los Hermanos Marx que, por cierto, estoy viendo de nuevo en dvd aprovechando que la tele no funciona.
#SafeCreative Mina Cb
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