RIBERIZANDO VASCOS
La otra noche quedé con un amigo que tras casi una década por Latinoamérica ha dado con sus huesos en la adusta Euskadi y me decía que después de salir una noche de juerga con sus compañeros de trabajo había tenido miedo, al despertar al día siguiente, de encontrarse el lunes con la carta de despido. Tal era, me comentó, el estado de ebriedad a que había llegado y las acciones que el mismo le había llevado a realizar.
Y todo debido a nuestra teoría común de que los vascos no tienen sentido del humor. O sí que lo tienen, pero es mucho más recatado y lento de reflejos que el nuestro. Y así mi colega, que es un tipo bastante inteligente y culto aunque de gustos musicales un tanto discutibles, se erigió en portavoz del grupo en lo que a peticiones musicales se refiere. Que miedo me hubiera dado a mí porque una tabernera de Tudela lo ha mandado a freír espárragos más de una vez por pelma y por hortera. El caso es, contaba, que en un momento dado de la noche y ya bastante venido arriba, empezó a pedir temas clásicos tipo Raphael o Julio Iglesias. Y claro, los vascos, que ni hartos de txakolí se atreven a acercarse al DJ para que ponga a los Camela, delegaron en él, formulándole sus demandas para que las transmitiera al pinchadiscos y así pareciera el único impresentable de la tropa. Y que, para su asombro, sus acompañantes se lo pasaron pipa coreando y bailando esas melodías tan ibéricas y rancias. Y yo le dije que lo que está sucediendo es que está riberizando a los guipuchis, y que yo también tengo un amigo vasco que me dice que se ríe mucho conmigo y yo le contesto ni la mitad de lo que podría reírse si pillase todos los chistes que suelto y además a tiempo. Porque a veces casi tengo que hacerle un croquis para que suelte la carcajada. Y claro, así ya no es lo mismo. Y yo le digo, y de ahí ha salido el término, que tiene que riberizarse. O sea, juntarse más con gente de por aquí y empaparse de ese humor incisivo y campechano que nos gastamos los damnificados por el cierzo. Que no sé si será precisamente eso, el azote de esa mierda de viento y la sucesión de mañanas nebulosas y húmedas que llena los inviernos, lo que al final hace que la única forma de no darte un atracón de Diazepam sea echarle toneladas de guasa a la existencia.
Lo dicho: riberiza un vasco.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
lunes, 3 de marzo de 2025
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