viernes, 19 de mayo de 2023


 

FINGIR LA IZQUIERDA

No sé por qué está tan mal visto ser de derechas. En mi entorno digo. Que sé que hay otros en los que mola porque se tiene pasta, pero en el mío, por aquello de que no hay cosa más tonta que un obrero votando a la derecha, que dicen que dice el dicho, el personal sufre el derechismo en silencio, como las hemorroides. O sea que echan pestes de la inmigración y los servicios sociales y los gastos superfluos en chorradas pero luego te sueltan eso de “Y eso que soy de izquierdas…”, que lo que más te llena de perplejidad es el “y eso”. Tanto pasa que yo he llegado a pensar que la gente finge la izquierda como se fingen los orgasmos, en plan que llevas toda la vida viendo a Fulano en las manifas y luego va y vota al PP. Que como en la cabina electoral no hay huevos de meter cámaras pues aprovechan la ocasión. Es más, yo creo que hay quienes incluso, temiendo que los puedan ver por la ranura que deja la cortina, se llevan el voto metido en el sobre desde casa. Los que viven solos, claro, que en el caso contrario los pueden descubrir con el viejo truco de contar las papeletas en plan, “Uy, si aquí hay dos sobres de propaganda electoral de VOX y faltan las papeletas de uno de ellos. Y yo no las he cogido”. Y eso, ojito cuidadín, que te puede poner en las puertas del juzgado en cuanto abran el lunes, porque hay mentiras que destruyen hasta la relación más sólida.

Pero a lo que voy; que yo animo desde aquí a los votantes de la derecha a que se definan: que no se escondan, que se den a conocer, que no digan que son de izquierdas cuando no lo son. Que asuman que se puede ir evolucionando, que con el paso de los años uno puede ir acumulando dinero o propiedades y aburguesándose. O simplemente dejar de ver la vida como en la juventud y empezar a decir Diego donde antes dijo digo. Y que no pasa nada. Que no es obligatorio mantener las mismas convicciones durante toda la existencia. Y que se les permite, y de hecho deberían, enarbolar la bandera de su libertad ideológica con la misma valentía con que los cristianos cantaban salmos cuando en el circo los ponían ante los leones. Que ser de derechas, valga la redundancia, es un derecho. Pero ser de derechas y mentir está muy feo, desacredita a la corriente ideológica y además denota que uno no tiene ni pizca de personalidad.

Lo dicho: salid del armario, que ya no quedáis más que vosotros.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

Que lo mismo a mí también me pasa...🙄


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