sábado, 4 de febrero de 2023


 

UN BUEN LIBRO

Terminar un buen libro suele ser una putada equiparable a que tu mejor amiga te diga que se va a vivir a las Molucas, aunque ya llevase tiempo con la idea en mente. Y es que un buen libro te saca, como una buena amiga, de la monotonía y te fulmina el mal rollo en un decir amén. O sea que has tenido un día criminal en el curro y al llegar a casa sabes que está ahí, como un perrito fiel, dispuesto a dejarse acariciar en silencio, durante mucho rato y hasta que el sueño te vence y te transporta al país de las Hadas sin que quede en tu espíritu un ápice del desasosiego que te invadía cuando rozaste con los dedos su portada. Un buen libro te atrae, te acoge y te entretiene. Te lleva hasta lugares a los que de otro modo no podrías llegar e incluso, en ocasiones, inventa territorios fantásticos, con sus cronologías y sus mapas propios, cuyos edificios puedes construir a tu antojo e incluso fantasear con la fisonomía de sus habitantes. En un buen libro pueden habitar también el terror y la verdad de las historias prohibidas. O las más delirantes situaciones de la comedia del absurdo. E incluso las apasionantes y enigmáticas tramas que siniestros comisarios han de desentrañar, atando cabos y jugándose la piel hasta el punto de hacer que el lector olvide que el criminal es tan sólo un personaje de ficción.

Un buen libro es un refugio seguro. Un lugar confortable y ameno en el que no hay espacio para el aburrimiento. Una cálida manta que te arropa, como el vientre materno, durante decenas de páginas y te deja, finalmente, atónito y desamparado e incluso un tanto arrepentido de haberlo devorado con tal voracidad, frente al último párrafo. Y es entonces cuando, una vez más, te invade esa molesta sensación de orfandad que siente quien sabe que acaba de vivir una experiencia irrepetible al tiempo que imposible de continuar.

#SafeCreative Mina Cb

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