jueves, 9 de febrero de 2023


 

DUELOS

Hace años, una amiga psicóloga me dijo que a veces, en determinadas circunstancias, el cerebro niega lo evidente porque, de lo contrario, el dolor que las mismas acarrean nos podría matar. Quizá es por eso que en todo proceso de duelo la primera fase sea la de negación.

Negar es creer pero no del todo. Saber que ha sucedido pero no aceptarlo. Esperar que esa persona aparezca en cualquier momento por la puerta. Hoy mismo. O mañana. O la próxima semana. Aguardar hasta que poco a poco el cerebro es capaz de procesar que no. Que no es posible. Que se fue para siempre y toca aprender a vivir con su recuerdo. Ir poco a poco resolviendo las preguntas que tienen solución y arrinconando las que no la tienen. Desmontar los armarios, regalar los objetos y pintar la habitación. Y mientras tanto, porque entre el primer paso y el último hay una eternidad, llorar. Llorar a mares. Llorar hasta que se nos taponen los conductos y se congestione el rostro. Y gritar y aporrear los muebles. Y dejarnos abrazar para estallar de nuevo en llanto. Llorar solos y en compañía. Anegar en llanto los recuerdos y compartir el desamparo. Hablar como si las palabras hubieran estado encarceladas, permitiendo que salgan y se hagan un hueco en el corazón de las personas a las que importamos, aliviando de ese modo el lastre de la pena. Y dejarnos querer como los niños chicos, entregándonos a regazos ajenos como lo haría a un flotador un náufrago.

Y permitir que el tiempo se ocupe de todo lo demás.

#SafeCreative Mina Cb

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