lunes, 11 de julio de 2022


 

VACÍOS

Hay cosas que están ahí y a las que una se acostumbra. No sé, quiero decir que no te las planteas. Que simplemente existen y ya está. Existen como el sol y la lluvia y las tardes de domingo. Que no sabes por qué pero alguien las puso un día allí para que las disfrutaras. Para que te hicieran la vida más bonita. Incluso para que te suavizaran los madrugones del invierno.

Tu sonrisa era una de esas cosas. Tu gesto amable y esa charleta alegre, al pasar por el súper algún que otro mediodía. Tu saludo delante de la UNED, de madrugada, cuando andabas trasteando con la furgo y me dabas el primer buenos días de la jornada, que seguro que para ti no lo era pero sí para mí en muchas ocasiones. Y la sonrisa, insisto. Porque tenías una sonrisa familiar, conciliadora, como de toda la vida. La sonrisa y la palabra amable. Y esa manera ágil de moverte de quienes están llamados a ser eternamente jóvenes, que mira por dónde va a pasar.

Por eso me he quedado helada al enterarme. Porque de repente me he dado cuenta de lo que me importaba esa sonrisa. Y de lo huérfanas que van a quedarse mis mañanas sin verte trasteando con la furgo por lo viejo. Y por eso también te quiero dedicar este puñado de palabras, que no te van a devolver al mundo de los vivos ni van a consolar a tu familia, pero que a mí me servirán para darte las gracias por haber estado ahí tantas mañanas, poniendo un gesto amable a la grisura del amanecer.

Qué injusta es la muerte. ¡Qué injusta!

#SafeCreative Mina Cb

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