IGUAL QUE LOS ALEMANES
Con esto del cambio de hora
y el cierre perimetral
me estoy volviendo europea
por fuerza y a mi pesar.
A las ocho sale el sol
y con su luz me despierta
me levanto, desayuno,
me voy a dar una vuelta,
vuelvo y hago la comida
y ya, después de comer
y de fregar los cacharros
me echo la siesta a las tres
y a eso de las cuatro y media
me despierto, bostezando,
me preparo un Nescafé,
me voy al supermercado
compro cuatro tonterías
y, en lo que tardo en pagar
aún no son las cinco y media
y es casi de noche ya.
Como no hay bares abiertos
donde quedar con amigas
e ir a visitarlas es
práctica casi prohibida
me retiro a mi casita,
me preparo una cerveza
y busco en televisión
algo que valga la pena.
Me pongo el Pasapalabra,
que es un bonito concurso
y acabo por desistir
de verlo por los anuncios.
Miro en todos los canales
por ver si hay pelis decentes
y las cuatro que se salvan
las han puesto veinte veces.
Me voy al frigo a buscar
otra cerveza (y van tres)
y pongo el telediario
para ver si cuentan que
ha dimitido el gobierno
en pleno, y el rey de antes
se ha entregado a la justicia
y va a acabar en la cárcel.
Pero en vez de esas noticias
que tanto quisiera oír
de lo único que se ocupan
es del jodido Covid.
Así que me echo la cuarta
(son Woll Damm, que no lo dije)
y para las nueve y media
llevo ya un pedal del quince
y lo único que me pide
este cuerpo bardenero
es levantarme a hacer pis
y meterme al sobre luego.
Y siento que lo que no
consguieron los teutones
ni la imposición del euro,
digamos que por cojones
que era convertir a España
en un país europeo
lo ha conseguido este virus
en ocho meses... o menos:
Ni bares, ni restaurantes,
ni quedadas con amigos:
en cuanto se hace de noche
cada mochuelo a su olivo.
Y, si te quieres tomar
unas cerveza, ya sabes:
hazlo solo y en tu casa...
¡Igual que los alemanes!
#SafeCreative Mina Cb
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