jueves, 11 de octubre de 2018

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LOS INTRÍNGULIS DEL HAMPA

Confieso que me pierdo en las películas de gangsters. Me molan un montón pero me pierdo. He visto los padrinos mogollón de veces y sigo sin tenerlo claro. No sé distinguir los buenos de los malos. Quiero decir los malos de los menos malos. O sea los malos que son buenos para el guionista de los otros. Los que tienen que morirse. A los que hay que matar, en resumidas cuentas. Los que hay que quitar de en medio para que el menos malo se haga con el control del hampa del lugar.

Y es que es un follón eso de que todos sean italianos y se junten en casa de uno de ellos para comer pasta. A lo bruto, cocinando en calderos colosales y con litros y litros de tomate. Y explicando las recetas meticulosamente a los neófitos mientras que Peppino limpia el arma encima de la mesa. Y que aunque a mí una de las cosas que más me gusten sea la estética, también es un sindiós eso de que todos vayan igual. Y además durante todo el año. Que digo yo que podían uniformarlos como a los clubs de fútbol, y que cada clan llevase la gabardina de un color distinto. O la banda del sombrero. No sé; un algo que te dé una pista sobre quién es quien. Porque como aún encima, algunos se cambian de bando a lo largo de la trama, llega un momento en que ya no sabes quién es quién. Y cuando te apenas porque le han metido al Luigi una ráfaga de metralleta que alucinas, resulta que el compañero de butaca te dice que no, que es uno de los buenos infiltrado en la banda rival pero que lo hacía tan bien que no te habías dado cuenta. Por no llamarte lerda, que ni falta que te hace porque ya te lo estás diciendo tú. De modo que al final, cuando llega la ensalada de tiros y la empieza a espichar hasta el maquillador, tú aún no sabes ni por dónde te da el aire y no eres capaz de sacar conclusiones coherentes. Porque una peli acaba bien cuando ganan los buenos, pero cuando los buenos en realidad son malos y los malos más malos aún, y tanto buenos como malos van vestidos de la misma forma y todos van armados y son italianos y comen espaguettis y se apellidan parecido y se peinan igual y son igual de brutos y de rencorosos... pues eso, que no hay quien sepa a qué atenerse. Así que nada, yo voy al cine, me fijo mucho en los abrigos y en los gorros y en los trajes de las chicas y luego, a la salida, si alguien me pregunta mi opinión, respondo:

“Me gustó más el libro”

Y me quedo tan ancha.

#SafeCreative Mina Cb

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