EL ANODINO E INCIERTO DESTINO DE LAS GRAPAS
Nunca hasta hoy me había preocupado por ellas. Por las grapas digo. Pero esta mañana en el ayuntamiento he tenido una revelación. Y es que, como diría mi admirado Luis Piedrahíta:
¿Adónde van las grapas que ya no sirven para grapar?
Que a mi jamás se me había pasado por la cabeza esta inquietud, pero es que hoy me he dado cuenta de que las pobres yerran sin destino ni finalidad precisos hasta llegar, picudas y herrumbrosas, al final de su metálica existencia.
Ha venido esta reflexión de la mano de un trámite rutinario, uno de esos cientos de papeles que se procesan cada día en un ayuntamiento; un formulario cumplimentado y grapado en la cuarta planta y desgrapado para ser fotocopiado en la planta baja. Normal puesto que no te van a dar los papeles sueltos, que lo mismo se te pierden o se te desordenan y luego ponen las páginas cambiadas y ya está armado el lío. Pero el tema no está ahí. El tema es que el funcionario que me ha atendido, un chico muy amable, ha soltado la grapa y la ha dejado caer en un recipiente de plástico que tenía a su derecha. A mí se me han puesto los ojos como platos al ver la montañita de hierrajos niquelados, con sus patitas afiladas mirando en todas direcciones, brillantes y satinados como colas de cometa.
“¿Yqué hacéis luego con todas esas grapas?”- le he preguntado, casi en un chillido mientras pensaba que es una pena no conocer a nadie que pueda estar interesado en elaborar manualidades con grapas inservibles.
“Las metemos aquí”- me ha dicho, mostrándome otro recipiente plástico aún mayor que guardaba en un armario a sus espaldas- “Y luego ya van a otro más grande… y luego a otro… Y así hasta el final. Como la vida misma”
Y ha seguido gestionando mi petición, atento a su trabajo, escribiendo cosas y haciéndome preguntas.
“¡Jo… si las echaseis a la basura se os romperían todas las bolsas!”- he murmurado.
“Tú sigues con las grapas, ¿no?”- me ha dicho sin dejar de teclear.
Y yo le he respondido que sí.
Que me parece un tema apasionante.
#SafeCreative Mina Cb
Nunca hasta hoy me había preocupado por ellas. Por las grapas digo. Pero esta mañana en el ayuntamiento he tenido una revelación. Y es que, como diría mi admirado Luis Piedrahíta:
¿Adónde van las grapas que ya no sirven para grapar?
Que a mi jamás se me había pasado por la cabeza esta inquietud, pero es que hoy me he dado cuenta de que las pobres yerran sin destino ni finalidad precisos hasta llegar, picudas y herrumbrosas, al final de su metálica existencia.
Ha venido esta reflexión de la mano de un trámite rutinario, uno de esos cientos de papeles que se procesan cada día en un ayuntamiento; un formulario cumplimentado y grapado en la cuarta planta y desgrapado para ser fotocopiado en la planta baja. Normal puesto que no te van a dar los papeles sueltos, que lo mismo se te pierden o se te desordenan y luego ponen las páginas cambiadas y ya está armado el lío. Pero el tema no está ahí. El tema es que el funcionario que me ha atendido, un chico muy amable, ha soltado la grapa y la ha dejado caer en un recipiente de plástico que tenía a su derecha. A mí se me han puesto los ojos como platos al ver la montañita de hierrajos niquelados, con sus patitas afiladas mirando en todas direcciones, brillantes y satinados como colas de cometa.
“¿Yqué hacéis luego con todas esas grapas?”- le he preguntado, casi en un chillido mientras pensaba que es una pena no conocer a nadie que pueda estar interesado en elaborar manualidades con grapas inservibles.
“Las metemos aquí”- me ha dicho, mostrándome otro recipiente plástico aún mayor que guardaba en un armario a sus espaldas- “Y luego ya van a otro más grande… y luego a otro… Y así hasta el final. Como la vida misma”
Y ha seguido gestionando mi petición, atento a su trabajo, escribiendo cosas y haciéndome preguntas.
“¡Jo… si las echaseis a la basura se os romperían todas las bolsas!”- he murmurado.
“Tú sigues con las grapas, ¿no?”- me ha dicho sin dejar de teclear.
Y yo le he respondido que sí.
Que me parece un tema apasionante.
#SafeCreative Mina Cb
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