martes, 17 de febrero de 2015



AULLIDOS

No sólo las fieras aúllan. También las personas necesitamos hacerlo a veces. Para liberar la rabia o el dolor. O la alegría. Cada cual aúlla a su manera. Unos se dejan suspender de un puente. Otros se desgañitan en la grada de un campo de fútbol. Algunos escribimos textos que a veces llegan a asustarnos incluso a nosotros mismos. Y los hay que vomitan líneas y manchas de color sobre los lienzos para pintar balcones a los que los demás nos asomamos y a través de los cuales podemos ver el alma de quienes nos observan desde el interior del cuadro. Como ocurría con Alicia. El espejo es la imagen y la imagen el espejo. El mundo al revés.

Hoy alguien me ha mostrado su alma. Y esta visión me ha hecho estremecer. Y hasta llorar. Y la he sentido cómplice en ese acto de desnudarse en público. De enseñar sin vergüenza el miedo y los pesares. De materializar el llanto, la frustración, los sueños imposibles. La he visto y me ha mirado. Y me he sentido reflejada. Como Alicia. Dos niñas tristes perdidas en un mundo que no perdona la debilidad y armadas sólo con las ridículas flechas de sus ideas peregrinas e infantiles. Y me he vuelto a preguntar por qué la tristeza tiene que ser tan bella. Y tan conmovedora. Y la respuesta, una vez más, ha brotado, salada y líquida, del interior de las cuencas oculares que me observaban, amoratadas y redondas, desde el otro lado de los espejos coloridos.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Obra de Gaudia Quiro

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