TORTILLA DE ATÚN
Sucedió el otro día, en presencia de una tortilla de atún y un trozo de Idiazábal, que por cierto, maridaban, como se dice ahora, con exquisita compatibilidad.
Pues eso, que estaba yo pensando en las proteínas y las sales minerales y todas esas sustancias necesarias y me preguntaba si al queso y la tortilla les pasaría como a las píldoras, o sea que una vez que hubieran atravesado la frontera que separa el paladar del tubo digestivo, se dirigirían al lugar adecuado o bien necesitarían una supervisión. Porque la tortilla salió de la sartén entera y redondita, con su rebordillo algo ondulado y sus trocitos de atún asomando por entre los poros de la superficie. Y el queso era compacto pese a haber sido líquido en vidas anteriores. Y puesto que la materia ni se crea ni se destruye sino que simplemente se transforma, me imaginé una escena en plan serie anatomía de “Érase una vez el hombre”, pero en contemporáneo, donde un gps interno indicase a cada partícula hacia dónde debía dirigirse. Porque claro, no es lo mismo la albúmina que la lactosa, o al menos eso creo yo. Y ya puestos, me planteé también qué pasaba en el caso de los intolerantes, o sea si es que el elemento coordinador de la movida no era capaz de mandar al huésped tocahuevos directo hacia el canal rectal sin ir por ahí provocando sarpullidos. Y si luego no acabarían la yema y la clara una por cada lado, como los matrimonios esos que, de puro ir juntos a todas partes, terminan aborreciéndose entre sí. O si los azúcares presentes en el conjunto encontrarían la ruta hacia el gemelo izquierdo, que algunos días se pone tan pesado. O si los resultados hubieran sido diferentes de haber fundido el queso sobre la tortilla (no el Idiazábal, desde luego, que eso es como hacer con el Vega Sicilia kalimotxo). O incluso que podría suceder si después me comía un par de tortas de chinchorra. Quiero decir en plan de mezclar carne y pescado, aunque claro, también se hace en la paella y no terminas en urgencias.
En fin, que para cuando quise darme cuenta del rato que llevaba apuntado hacia el infinito con el tenedor, la tortilla se había quedado como un témpano.
Y el gemelo me empezó a doler.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
lunes, 21 de agosto de 2023
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