SIEMPRE ES PARA SIEMPRE

Morirse siempre es para siempre.
Aunque algunas veces lo sea todavía más. Me refiero a esas ocasiones en las que lo cotidiano espera a la vuelta de la esquina. Esas situaciones en las que morirse no es urgente ni oportuno; ni siquiera necesario, sino más bien absurdo y fuera de lugar. Esos momentos en los que la muerte nos parece una broma pesada que no tiene vuelta atrás, en los que uno se acuesta ahogado en lágrimas con la esperanza despertar al día siguiente y comprobar que todo ha sido un sueño.

Morirse siempre es para siempre.
Pero lo es mucho más cuando el porvenir aún guardaba sorpresas en la manga; cuando la sonrisa era hermosa, la piel brillante y el cuerpo vigoroso. Cuando la vida estaba tan presente que era capaz de generar a su vez vida y de velar por ella.

Morirse siempre es para siempre.
Pero hay casos, como el de María y Patxi, en los que el destino debería tener un botón de marcha atrás para deshacer lo irreparable y enmendar esa amarga injusticia de que morirse siempre, siempre…

deba ser para siempre.

#SafeCreative Mina Cb