LA ITV
Pasar la ITV
tiene ahora más riesgo
que comprarse un Audi
siendo de Podemos.
Y es que ya no es solo
lo que ha sido siempre:
el tubo de escape,
los intermitentes,
las luces de cruce,
abrir el capó,
amortiguadores,
frenos, dirección...
En fin, esas cosas
por todos sabidas
que en un accidente
te salvan la vida.
Yo antes la pasaba
sin ningún problema
aunque, lo confieso,
conduzco de pena.
Pero últimamente
se han puesto más duros
y, sea como sea,
te dan por el culo.
Te sacan del coche
y se meten ellos
sin decirte qué
piensan hacer dentro.
Te miran la chapa,
revisan pilotos
y examinan cosas
que son solo adornos.
En fin, que tu vas
feliz y contenta
con ese dibujo
marcado en las ruedas
y el motor rugiente
de felicidad
y los frenos finos
a no poder más
y el chaval agarra
y escribe en la hoja
que te han suspendido
y has de subir nota.
Y ves el informe
y te quedas blanca:
¡Han tenido en cuenta
un golpe en la chapa!
Los pilotos, vale,
pues son importantes...
¿Pero por un golpe?
¡Coño! Ya les vale.
Te vas al chapista,
reparas el tema
y vuelves después
con cara de buena:
vas a la oficina,
sacas los papeles,
te lo miran todo
y antes de que vueles
te meten al túnel
y echa un ojo el mozo
a la pantallica
del cuentakilómetros
para asegurarse,
como debe ser,
de que no hay más viaje
que el de allí al taller
mientras que tú esperas,
sin decir ni pío,
a que el operario
te dé el veredicto
y que no descubran
echando el vistazo
cualquier incidencia
que antes se saltaron
y, como una lerda,
tengas que volver
en busca del sello
por tercera vez
#SafeCreative Mina Cb
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