¿QUIÉN SERÁ, SERÁ...?
¡Aaaay! ¡Y yo que pensaba que esto nunca iba a pasarme. Y menos a mi edad, con todo ya medio caído. Pero ahí estaba, en el buzón. Y con mi nombre bien clarito en el espacio del destinatario, para que no cupieran dudas. Espero que no sea del alumno aquel del San Babil de Ablitas, ese que me pidió la dirección cuando le dije que nunca nadie me había escrito una carta de amor. Es que me da que es un poco joven para mí y que sus padres no lo iban a entender. Bueno, ni ellos ni mis sobrinos; que a poco precoz que hubiese sido el mayor podría tener un chiquillo de su edad. En fin, que me da que va a ser de un cliente. Del súper digo, que cuando hablo de clientes el que no me conozca puede pensar que me dedico a cualquier actividad. Aunque mejor que no lo sea, porque los únicos clientes que me da que podrían estar interesados en salir conmigo no van por el tema de los corazoncitos. Que una es inocente pero no tonta del culo. Y en el vecindario no veo yo a nadie que pueda estar por mí. Ni entre mis conocidos. En fin; quizás sí que haya alguno y yo no me dé cuenta, como vivo en la inopia...
Pero el caso es que estoy intrigadísima. Más que nada porque hace cosa de un mes recibí otra. Aunque no llegué a leerla. La encontré a primera hora de la tarde, cuando salía hacia el trabajo, y la dejé en el buzón pero a la vuelta ya no estaba. Igual fue mi vecina, que es una cotilla. Bueno, seguramente. Así que en cuanto la he visto, zas, para casa con ella. La tengo sobre la mesilla del dormitorio, que no me atrevo a abrirla no vaya a ser que conozca al remitente y no sea mi tipo y vaya chasco. Y también para que sufra un poco, que eso creo que me revaloriza. Es más; voy a dejarla ahí hasta el sábado, que tengo la tarde libre. Entonces la abriré y decidiré si acepto o le doy la callada por respuesta.
Por cierto: lo de la flor ha sido cosa mía, que soy súper romántica.
#SafeCreative Mina Cb
¡Aaaay! ¡Y yo que pensaba que esto nunca iba a pasarme. Y menos a mi edad, con todo ya medio caído. Pero ahí estaba, en el buzón. Y con mi nombre bien clarito en el espacio del destinatario, para que no cupieran dudas. Espero que no sea del alumno aquel del San Babil de Ablitas, ese que me pidió la dirección cuando le dije que nunca nadie me había escrito una carta de amor. Es que me da que es un poco joven para mí y que sus padres no lo iban a entender. Bueno, ni ellos ni mis sobrinos; que a poco precoz que hubiese sido el mayor podría tener un chiquillo de su edad. En fin, que me da que va a ser de un cliente. Del súper digo, que cuando hablo de clientes el que no me conozca puede pensar que me dedico a cualquier actividad. Aunque mejor que no lo sea, porque los únicos clientes que me da que podrían estar interesados en salir conmigo no van por el tema de los corazoncitos. Que una es inocente pero no tonta del culo. Y en el vecindario no veo yo a nadie que pueda estar por mí. Ni entre mis conocidos. En fin; quizás sí que haya alguno y yo no me dé cuenta, como vivo en la inopia...
Pero el caso es que estoy intrigadísima. Más que nada porque hace cosa de un mes recibí otra. Aunque no llegué a leerla. La encontré a primera hora de la tarde, cuando salía hacia el trabajo, y la dejé en el buzón pero a la vuelta ya no estaba. Igual fue mi vecina, que es una cotilla. Bueno, seguramente. Así que en cuanto la he visto, zas, para casa con ella. La tengo sobre la mesilla del dormitorio, que no me atrevo a abrirla no vaya a ser que conozca al remitente y no sea mi tipo y vaya chasco. Y también para que sufra un poco, que eso creo que me revaloriza. Es más; voy a dejarla ahí hasta el sábado, que tengo la tarde libre. Entonces la abriré y decidiré si acepto o le doy la callada por respuesta.
Por cierto: lo de la flor ha sido cosa mía, que soy súper romántica.
#SafeCreative Mina Cb
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