ANTES DEL SÍ QUIERO
Ante la profusión de casos de amigas que me cuentan que este sitio está lleno de ligones de guante azul, he pensado que a lo mejor se podrían establecer una serie de criterios para aceptar o no la solicitud de amistad de un desconocido. Lo digo porque lidiar luego con el casanova no solo es una pérdida de tiempo sino que además nos puede generar mal karma. Y así, dicen, salen arrugas a cascoporro.
1. No aceptes sin más. Y menos si no hay foto. Aunque haya contactos comunes. Hay quien dice que sí a todo y luego pasa lo que pasa. Demuestra que tienes personalidad.
2. Asegúrate de que no es uno de esos viudos extranjeros. Se guipa al primer vistazo. Si lo es bloquéalo. O son spam o lo que quieren es instalarse en tu casa por la jeta (ojo porque de estos también los hay entre los otros grupos, pero lo de los marines viudos canta mucho más).
3. Echa un ojo al muro del individuo y comprueba si utiliza las haches, las uves y las bés como es debido. Tal vez te parezca una tontería pero alguien que escribe bien es porque lee. Y alguien que lee no suele considerar a la mujer como un objeto.
4. En caso de que pase correctamente el examen ortográfico, vete hasta la pestaña de “amigos” y ábrela. Si hay más tías que tíos mal. Y si las tías tienen fotos de perfil en plan saldillo del Play Boy peor aún. Y ya ni te cuento si en el estado civil pone “divorciado”.
5. Una vez te hayas asegurado de que sus contactos son más o menos normalitos, no está de más echar un ojo a sus publicaciones para saber a qué atenerte, o sea temas de política, racismo y eso... y sobre todo, fíjate si publica de forma compulsiva. Y si insulta. Que esto está llenito de psicópatas y lo mismo das con uno y luego tienes un disgusto de los gordos.
6. Y finalmente, y si piensas que no es un buitre leonado de los que confunden el feisbu con el tinder, acepta. Y entonces vuelve a mirar las publicaciones, que lo mismo tiene el acceso restringido y una vez que estás entre sus contactos te das cuenta de que en el muro no hay más que fotos de tías en pelotas. En ese caso ya sabes; lo borras y a otra cosa. Lo mismo si, justo a continuación de aceptarlo te llega el mensaje de “Hola guapa” (con hache y sin w digamos que es un plus pero no cuela) seguido de “¿Tienes novio?” y remachado con “¿Me puedes dar tu teléfono para whatsappear?” o incluso una foto de su polla erecta. Es mejor no molestarse en contestar, a no ser que te apetezca reírte un poco siguiéndole el juego para luego darle un corte que ni la katana de Hattori Hanzo. Que no estará bien pero oye... alguno se lo gana a pulso.
#SafeCreative Mina Cb
Nota de la autora: También resulta muy disuasoria, como respuesta a la primera insinuación, la pregunta: “¿Te gusta leer?”
Ante la profusión de casos de amigas que me cuentan que este sitio está lleno de ligones de guante azul, he pensado que a lo mejor se podrían establecer una serie de criterios para aceptar o no la solicitud de amistad de un desconocido. Lo digo porque lidiar luego con el casanova no solo es una pérdida de tiempo sino que además nos puede generar mal karma. Y así, dicen, salen arrugas a cascoporro.
1. No aceptes sin más. Y menos si no hay foto. Aunque haya contactos comunes. Hay quien dice que sí a todo y luego pasa lo que pasa. Demuestra que tienes personalidad.
2. Asegúrate de que no es uno de esos viudos extranjeros. Se guipa al primer vistazo. Si lo es bloquéalo. O son spam o lo que quieren es instalarse en tu casa por la jeta (ojo porque de estos también los hay entre los otros grupos, pero lo de los marines viudos canta mucho más).
3. Echa un ojo al muro del individuo y comprueba si utiliza las haches, las uves y las bés como es debido. Tal vez te parezca una tontería pero alguien que escribe bien es porque lee. Y alguien que lee no suele considerar a la mujer como un objeto.
4. En caso de que pase correctamente el examen ortográfico, vete hasta la pestaña de “amigos” y ábrela. Si hay más tías que tíos mal. Y si las tías tienen fotos de perfil en plan saldillo del Play Boy peor aún. Y ya ni te cuento si en el estado civil pone “divorciado”.
5. Una vez te hayas asegurado de que sus contactos son más o menos normalitos, no está de más echar un ojo a sus publicaciones para saber a qué atenerte, o sea temas de política, racismo y eso... y sobre todo, fíjate si publica de forma compulsiva. Y si insulta. Que esto está llenito de psicópatas y lo mismo das con uno y luego tienes un disgusto de los gordos.
6. Y finalmente, y si piensas que no es un buitre leonado de los que confunden el feisbu con el tinder, acepta. Y entonces vuelve a mirar las publicaciones, que lo mismo tiene el acceso restringido y una vez que estás entre sus contactos te das cuenta de que en el muro no hay más que fotos de tías en pelotas. En ese caso ya sabes; lo borras y a otra cosa. Lo mismo si, justo a continuación de aceptarlo te llega el mensaje de “Hola guapa” (con hache y sin w digamos que es un plus pero no cuela) seguido de “¿Tienes novio?” y remachado con “¿Me puedes dar tu teléfono para whatsappear?” o incluso una foto de su polla erecta. Es mejor no molestarse en contestar, a no ser que te apetezca reírte un poco siguiéndole el juego para luego darle un corte que ni la katana de Hattori Hanzo. Que no estará bien pero oye... alguno se lo gana a pulso.
#SafeCreative Mina Cb
Nota de la autora: También resulta muy disuasoria, como respuesta a la primera insinuación, la pregunta: “¿Te gusta leer?”
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