ESCRIBIR
Escribir
como un ejercicio solitario
lo mismo que un atleta se prepara
para la maratón
día tras día
sin saber si su esfuerzo
tendrá la recompensa deseada.
Escribir
como un vicio
como una manía incorregible
como una ineludible cita con el teclado mudo
y la pantalla en blanco.
Escribir como un mantra,
como una autodefensa,
como una sesión más con el diván del terapeuta,
como un grito que se ha tragado la garganta.
Escribir
para no caer enfermo
para no morir de amor
de pena
de alegría.
Escribir
para no empuñar un arma
para ahuyentar el odio
la envidia
le desesperación.
Escribir sin un eco
sin otra aspiración
(a estas alturas)
que no sea crecer,
sanar,
sentirse libre.
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