martes, 2 de septiembre de 2025


 

ADOPTAR UN POETA

Una vez,
hace años,

adopté un poeta.

Fue surrealista.

Él era diabético.

Al principio yo le compensaba el azúcar
y más tarde

se la descompensé

hasta el punto de provocarle
una retinopatía

que estuvo
(decía)
a punto de dejarle ciego

y que desencadenó un goshting
que apestaba a ruptura.

Poco influían
en su patología
las innumerables noches de jarana
durante los años que pasó en Madrid
buscándose la vida como músico

y trasegando cubatas a destajo,

eso sí,
con refrescos 0,0.

La culpable fui yo…

¡Manda cojones!

#SafeCreative Mina Cb 

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