martes, 1 de octubre de 2024


 

ESTÁIS AQUÍ
(no puedo veros pero sé que estáis aquí)

Se lo debo. A Joseba. A la organización. Al pueblo que acoge a las hordas de melómanos y sus vehículos. A los hosteleros locales que se inflan a currar preparando pinchos para que no nos caigamos redondos en el patio del colegio a causa del meneo y la ingestión de alcohol. Y de las aglomeraciones, que a veces son de órdago. A los lugareños que te orientan cuando no encuentras el recinto y se despiden con un “pásalo bien”. A los del control de acceso que te ponen la pulsera. A los currelas de las barras del festi que tienen más paciencia que el santo Job. A los técnicos. A los montadores. Al personal de seguridad. Al equipo de limpieza que mantiene los aseos en condiciones dignas. A los utilleros. A quienes se ocupan de atender a los músicos para que no les falte nada. A los voluntarios de asistencia médica que se comen el festival sin poder echarse un mal zurito porque están a lo que están. A los chóferes de los buses que telita con lo suyo. Y a los taxistas, que te ahorran una pasta en multas o algo muchísimo peor si se te va la mano con las copas. A los barrenderos que a la mañana siguiente se encargan de limpiar el pueblo y recoger los vasos que van quedando desperdigados por ahí. A quienes viven cerca y aguantan como titanes un fin de semana de barullo sin andar jodiendo. A esos que lo aguantan peor pero están orgullosos de que pase allí. A la gente que el domingo, con el cuerpo a rastras, se mete el palizón de recogerlo todo. En resumen, y porque seguro que me dejo a muchos colectivos, a todas y cada una de las personas que hacen posible que este milagro musical se siga produciendo cuatro veces al año:

GRACIAS

Todavía estoy bailando.

#SafeCreative Mina Cb

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